Por la misma razón por la que nos sentimos mejor. Durante las vacaciones dormimos mejor, descansamos más, estamos más relajados, no sufrimos el estrés ni los problemas relacionales con los compañeros de trabajo o de la escuela, ni las consecuentes emociones negativas; estamos expuestos a mayor cantidad de luz solar, estamos más en contacto con la naturaleza, hacemos más ejercicio físico, a menudo viajamos a lugares donde el aire está más limpio que en las ciudades donde solemos vivir a diario; disfrutamos de una compañía distendida con la familia, realizamos actividades de ocio, etc. En resumen, la mayoría de los elementos esenciales para una salud perfecta mejoran durante las vacaciones. Es por ello que las intolerancias disminuyen también.
¡Pero atención! Esto no quiere decir que las personas celíacas hayan dejado de serlas, o que las intolerancias hayan desaparecido, o que ya no padezcamos una cierta enfermedad. . Cuando su vida vuelva a la actividad normal, la energía vital suministrada durante las vacaciones irá disminuyendo paulativamente, y las intolerancias volverán a estar presentes de nuevo. ¡Por desgracia, no podemos vivir toda la vida de vacaciones!
Podemos tratar de gestionar el estrés y las emociones con numerosas terapias, intentar hacer más deporte, salir al encuentro de la naturaleza, pero está claro que no será posible hacerlo tanto como durante las vacaciones. En cambio, hay un aspecto que podemos controlar bastante bien y mejorar mucho durante la época de trabajo o escolar: ¡la nutrición! Mejorando nuestra alimentación podemos hacer disminuir las dolencias, aumentar la resistencia al estrés e incluso disminuir las intolerancias. Evidentemente, supone un sacrificio mucho mayor el hecho de seguir una alimentación correcta que irse de vacaciones… ¡pero a veces es la única opción!
¡Pero atención! Esto no quiere decir que las personas celíacas hayan dejado de serlas, o que las intolerancias hayan desaparecido, o que ya no padezcamos una cierta enfermedad. . Cuando su vida vuelva a la actividad normal, la energía vital suministrada durante las vacaciones irá disminuyendo paulativamente, y las intolerancias volverán a estar presentes de nuevo. ¡Por desgracia, no podemos vivir toda la vida de vacaciones!
Podemos tratar de gestionar el estrés y las emociones con numerosas terapias, intentar hacer más deporte, salir al encuentro de la naturaleza, pero está claro que no será posible hacerlo tanto como durante las vacaciones. En cambio, hay un aspecto que podemos controlar bastante bien y mejorar mucho durante la época de trabajo o escolar: ¡la nutrición! Mejorando nuestra alimentación podemos hacer disminuir las dolencias, aumentar la resistencia al estrés e incluso disminuir las intolerancias. Evidentemente, supone un sacrificio mucho mayor el hecho de seguir una alimentación correcta que irse de vacaciones… ¡pero a veces es la única opción!