Según la aproximación de la Higiene Natural, todas y cada una de las medicinas, sea del tipo que sea, tiene algún tipo de toxicidad, y por lo tanto, efectos secundarios.
Me gustaría citar unas partes del libro “Life Science” de T.C.Fry cuando se refiere a las hierbas:
“Todas las hierbas contienen aceites volátiles y alcaloides. Todas las hierbas son fatales cuando se toman en dosis suficientemente grandes. Incluso cantidades moderadas de ciertas hierbas pueden causar vómito, diarrea, fiebre, dolor de cabeza y abortos espontáneos.
Muchas personas no se dan cuenta de que se están envenenando con las hierbas que toman. ¿Cuál es la razón? Las hierbas se toman en cantidades pequeñas; normalmente son tan pequeñas que no ocasionan ninguna reacción seria o dolorosa, pero son suficientes para causar que el cuerpo reaccione radicalmente y se apresure a eliminarlas.
Si las hierbas no son dañinas, ¿por qué deben tomarse en cantidades tan pequeñas? Al igual que la pimienta, especies y condimentos, las hierbas no se pueden ingerir en cantidades mayores que una cuchara. Todavía más explicativo es el gusto de las hierbas por sí solas. Prácticamente sin excepción, las hierbas son amargas, fuertes y no gustan. Esto indica al cuerpo que no debe comer estas sustancias.
Cuando se introducen en el cuerpo, el organismo vital intenta expulsar estas sustancias tóxicas tan rápido como sea posible. El cuerpo se protege de drogarse y envenenarse, tanto si la toxicidad procede de la farmacia como de la naturaleza.
Hierbas diferentes ocasionan diferentes reacciones en el cuerpo. Fiebre, sudoración, diarrea, aceleración o enlentecimiento de la circulación son todos signos de que el cuerpo está intentando eliminar las toxinas de las hierbas, y no son indicaciones de que la hierba está curando.
No importa cómo se utilicen las hierbas (expectorantes, estimulantes, astringentes, etc.); siempre y sin excepción añaden una carga tóxica al cuerpo, lo cual es realmente la enfermedad.
Por ejemplo, la hipertensión es una condición muy corriente entre los americanos debido a la gran cantidad de sal con la que aderezan la carne y debido a la dieta de alimentos procesados. Un alcaloide que se encuentra en ciertas hierbas llamado reserpina se utiliza para reducir la presión arterial. El ajo también es un efectivo agente reductor de la presión arterial.
Lo que sucede a veces es que las personas con hipertensión comen ajo y otras hierbas para corregir esta condición pero al mismo tiempo, continúan con su dieta habitual y toman grandes cantidades de sal.
Cuando esto sucede, el síntoma de hipertensión queda disimulado por los síntomas de la toxicidad de las hierbas. Al mismo tiempo, no se cambian los viejos hábitos y dieta que provocan la hipertensión. La hipertensión es simplemente una señal del cuerpo de que algo está mal, como la dieta o el estilo de vida.El ajo y otras hierbas pueden enmascarar el síntoma de una dieta alta en sal, pero no pueden hacer nada contra el daño renal y la destrucción celular que la toma de sal produce.
Tragar hierbas es como tragar cualquier pastilla o medicamento. El hecho de que crezcan naturalmente no les confiere ninguna propiedad extra de seguridad como remedio.
El gengibre, por ejemplo, provoca que la comida pase rápidamente a través del sistema digestivo antes de que sea completamente digerida. Por ello, estos condimentos han ganado una reputación desmerecida como “ayudas digestivas”. En lugar de ayudar a la digestión, su uso ocasiona que el cuerpo lo expulse rápidamente junto con la comida que han condimentado.
La cebolla y el ajo, dos de los aderezos más populares, están llenos de toxinas nocivas, como el aceite mostaza y la alicina. El perejil también es una hierba cuyo uso puede sobre-estimular los riñones. El componente tóxico del aloe vera es el glicósido aloína; en el sasafrás es el safrol; y en la serpentina es el alcaloide reserpina.
Las hierbas culinarias y condimentarias no son añadiduras a la dieta tan inofensivas como se cree popularmente. Su uso perturba la digestión y supone una carga al sistema de eliminación.
Si el medicamento o hierba es particularmente tóxico; si se toma en dosis relativamente importantes para la vitalidad del sujeto; o si el sujeto tiene una vitalidad particularmente baja, el resultado de su administración puede ser el cese completo del proceso de la enfermedad. El cuerpo puede verse temporalmente incapaz de expulsar las toxinas acumuladas en el cuerpo o aquellas contenidas en el medicamento o hierba.
Una enfermedad es un proceso de eliminación de la toxicidad. Uno puede ser capaz de manejar sólo una cantidad limitada de materia tóxica en un determinado momento; el cuerpo suspende temporalmente el proceso de la enfermedad y dedica sus energías a expulsar la nueva sustancia ofensiva.”
Otro libro que recomiendo consultar antes de tomar cualquier hierba es “Honest Herbal” de Tayler. Aprenderás los beneficios y efectos secundarios de la mayoría de hierbas. Por ejemplo, el gengibre puede causar depresión del sistema nervioso central y arritmias; ginkgo disminuye el tiempo de coagulación, así que atención cuando se toma anticoagulantes; la salvia cuando se consume durante un largo periodo de tiempo puede conllevar una deterioración física y mental; la hierba de San Juan puede causar fotosensibilidad; etc.
Mi opinión es que cuando uno se ve afectado por una enfermedad, en primer lugar se debería intentar buscar la causa de esta condición, sea la alimentación, el estrés, un problema emocional, la falta de dormir, o cualquier elemento del estilo de vida equivocado. Si a pesar de que se han intentado balancear todos estos aspectos, no se consigue mejorar la salud, entonces las medicinas o terapias naturales pueden ser un remedio temporal útil. Pero se debe ser consciente de que sólo se trata de un alivio y que la verdadera causa de la enfermedad no se ha tratado, así que animo a continuar buscando de dónde procede el problema de salud que se padece.
Me gustaría citar unas partes del libro “Life Science” de T.C.Fry cuando se refiere a las hierbas:
“Todas las hierbas contienen aceites volátiles y alcaloides. Todas las hierbas son fatales cuando se toman en dosis suficientemente grandes. Incluso cantidades moderadas de ciertas hierbas pueden causar vómito, diarrea, fiebre, dolor de cabeza y abortos espontáneos.
Muchas personas no se dan cuenta de que se están envenenando con las hierbas que toman. ¿Cuál es la razón? Las hierbas se toman en cantidades pequeñas; normalmente son tan pequeñas que no ocasionan ninguna reacción seria o dolorosa, pero son suficientes para causar que el cuerpo reaccione radicalmente y se apresure a eliminarlas.
Si las hierbas no son dañinas, ¿por qué deben tomarse en cantidades tan pequeñas? Al igual que la pimienta, especies y condimentos, las hierbas no se pueden ingerir en cantidades mayores que una cuchara. Todavía más explicativo es el gusto de las hierbas por sí solas. Prácticamente sin excepción, las hierbas son amargas, fuertes y no gustan. Esto indica al cuerpo que no debe comer estas sustancias.
Cuando se introducen en el cuerpo, el organismo vital intenta expulsar estas sustancias tóxicas tan rápido como sea posible. El cuerpo se protege de drogarse y envenenarse, tanto si la toxicidad procede de la farmacia como de la naturaleza.
Hierbas diferentes ocasionan diferentes reacciones en el cuerpo. Fiebre, sudoración, diarrea, aceleración o enlentecimiento de la circulación son todos signos de que el cuerpo está intentando eliminar las toxinas de las hierbas, y no son indicaciones de que la hierba está curando.
No importa cómo se utilicen las hierbas (expectorantes, estimulantes, astringentes, etc.); siempre y sin excepción añaden una carga tóxica al cuerpo, lo cual es realmente la enfermedad.
Por ejemplo, la hipertensión es una condición muy corriente entre los americanos debido a la gran cantidad de sal con la que aderezan la carne y debido a la dieta de alimentos procesados. Un alcaloide que se encuentra en ciertas hierbas llamado reserpina se utiliza para reducir la presión arterial. El ajo también es un efectivo agente reductor de la presión arterial.
Lo que sucede a veces es que las personas con hipertensión comen ajo y otras hierbas para corregir esta condición pero al mismo tiempo, continúan con su dieta habitual y toman grandes cantidades de sal.
Cuando esto sucede, el síntoma de hipertensión queda disimulado por los síntomas de la toxicidad de las hierbas. Al mismo tiempo, no se cambian los viejos hábitos y dieta que provocan la hipertensión. La hipertensión es simplemente una señal del cuerpo de que algo está mal, como la dieta o el estilo de vida.El ajo y otras hierbas pueden enmascarar el síntoma de una dieta alta en sal, pero no pueden hacer nada contra el daño renal y la destrucción celular que la toma de sal produce.
Tragar hierbas es como tragar cualquier pastilla o medicamento. El hecho de que crezcan naturalmente no les confiere ninguna propiedad extra de seguridad como remedio.
El gengibre, por ejemplo, provoca que la comida pase rápidamente a través del sistema digestivo antes de que sea completamente digerida. Por ello, estos condimentos han ganado una reputación desmerecida como “ayudas digestivas”. En lugar de ayudar a la digestión, su uso ocasiona que el cuerpo lo expulse rápidamente junto con la comida que han condimentado.
La cebolla y el ajo, dos de los aderezos más populares, están llenos de toxinas nocivas, como el aceite mostaza y la alicina. El perejil también es una hierba cuyo uso puede sobre-estimular los riñones. El componente tóxico del aloe vera es el glicósido aloína; en el sasafrás es el safrol; y en la serpentina es el alcaloide reserpina.
Las hierbas culinarias y condimentarias no son añadiduras a la dieta tan inofensivas como se cree popularmente. Su uso perturba la digestión y supone una carga al sistema de eliminación.
Si el medicamento o hierba es particularmente tóxico; si se toma en dosis relativamente importantes para la vitalidad del sujeto; o si el sujeto tiene una vitalidad particularmente baja, el resultado de su administración puede ser el cese completo del proceso de la enfermedad. El cuerpo puede verse temporalmente incapaz de expulsar las toxinas acumuladas en el cuerpo o aquellas contenidas en el medicamento o hierba.
Una enfermedad es un proceso de eliminación de la toxicidad. Uno puede ser capaz de manejar sólo una cantidad limitada de materia tóxica en un determinado momento; el cuerpo suspende temporalmente el proceso de la enfermedad y dedica sus energías a expulsar la nueva sustancia ofensiva.”
Otro libro que recomiendo consultar antes de tomar cualquier hierba es “Honest Herbal” de Tayler. Aprenderás los beneficios y efectos secundarios de la mayoría de hierbas. Por ejemplo, el gengibre puede causar depresión del sistema nervioso central y arritmias; ginkgo disminuye el tiempo de coagulación, así que atención cuando se toma anticoagulantes; la salvia cuando se consume durante un largo periodo de tiempo puede conllevar una deterioración física y mental; la hierba de San Juan puede causar fotosensibilidad; etc.
Mi opinión es que cuando uno se ve afectado por una enfermedad, en primer lugar se debería intentar buscar la causa de esta condición, sea la alimentación, el estrés, un problema emocional, la falta de dormir, o cualquier elemento del estilo de vida equivocado. Si a pesar de que se han intentado balancear todos estos aspectos, no se consigue mejorar la salud, entonces las medicinas o terapias naturales pueden ser un remedio temporal útil. Pero se debe ser consciente de que sólo se trata de un alivio y que la verdadera causa de la enfermedad no se ha tratado, así que animo a continuar buscando de dónde procede el problema de salud que se padece.