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El sistema de energía vital: ¿Puede el sol, el ejercicio físico o el reiki compensar una mala alimentación?

Wednesday 6 December 2017

Millones de personas viajan cada año en vacaciones al sur de Europa, buscando el sol y las playas del Mediterráneo. Otros prefieren pasar sus vacaciones practicando algún deporte en un pueblecito de montaña. Las playas nos atraen por el sol, las temperaturas cálidas suavizadas por la brisa marina y los paisajes idílicos; y las montañas por el deporte, el aire y agua limpio, la naturaleza, la frescura de las noches y también los paisajes de ensueño. En ambos casos, las personas buscamos hacer actividades que nos aporten bienestar y salud.
Sol, temperaturas cálidas, deporte, naturaleza, … en la aproximación de la salud de la Ciencia de la Vida o Higiene Natural, se considera que para que una persona goce de buena salud, necesita obtener todos los elementos esenciales a la vida: aire y agua puros, alimentos apropiados, sol, naturaleza, ejercicio físico, reposo, sueño, estabilidad emocional, etc. (ver descripción y lista detallada en este artículo)
Sin embargo, en nuestra ajetreada vida cotidiana, difícilmente podemos colmar todos estos aspectos, a veces ni tan sólo llegar a sus mínimos. Siempre hay algún aspecto que flojea en cada persona: en algunos es la alimentación, en otros es el sueño, en otros el ejercicio físico, en otros es la vida emocional, etc. Sin embargo, parece que sobrevivamos, e incluso logremos vivir en buena salud, aún y faltando alguno de estos aspectos importantes de nuestra vida.

Podríamos decir que existe un tipo de compensación entre las diferentes necesidades de nuestra vida. Cuando una de ellas falla, puede compensarse con alguna otra que sea más fuerte. De la misma forma que sucede en las personas con alguna discapacidad.
¿Han observado alguna vez a una persona disminuida o discapacitada? Las personas ciegas, por ejemplo, desarrollan extraordinariamente sus sentidos del oído y del tacto. Este desarrollo magnificado de estos dos sentidos compensan la falta del sentido de la vista. De la misma forma, cuando una persona le falta algún aspecto importante para su salud, tiene a buscar compensarlo con otros aspectos.
Aunque en una persona su problema principal sea de tipo psicológico, el hecho de mejorar su alimentación, cuidando los alimentos que facilitan el flujo de neurotransmisores, siempre le hará sentirse mejor y ser más fuerte psicológicamente. Y si el problema de una persona es nutricional, también el hecho de ser fuerte psicológicamente, por ejemplo teniendo una actitud positiva y sabiendo aceptar la enfermedad, la ayudará a superar su enfermedad.
Encontrar las causas de una enfermedad es siempre el objetivo más importante para restaurar la salud. Para ello los terapeutas deberíamos dominar todas las disciplinas relacionadas con la salud: el ejercicio físico, el sueño, la nutrición, la psicología, la espiritualidad, etc. Esto es lo que se pretende hacer con la aproximación de la Higiene Natural. Pero difícilmente una persona puede lograr aprender tal cantidad de conocimiento sobre tantos temas en profundidad. Así que los terapeutas nos especializamos en un tema en concreto; y la verdad es que una gran mayoría de personas quedan satisfechas al seguir una cierta terapia, aunque aquella disciplina no sea realmente la verdadera causa de su enfermedad.

Personalmente, me llama siempre la atención el hecho de que cuando estoy de vacaciones, gozo de mejor salud. Incluso algunos alimentos que me ponen enferma en condiciones normales, no me afectan prácticamente cuando estoy de vacaciones. Por ejemplo, puedo comer una paella sin problemas de vez en cuando, mientras que durante el resto del año no puedo tomar nada de arroz sin padecer serios problemas circulatorios. Podríamos decir que el hecho de disfrutar del sol, tener menos preocupaciones, menos estrés, una temperatura más agradable, etc. permite compensar los excesos alimentarios. En mi caso, las intolerancias alimentarias, o una nutrición inadecuada, se tolera mejor cuando los demás aspectos necesarios a la vida son colmados con creces.

A partir de estos hechos, se podría ver el funcionamiento del cuerpo humano como un sistema energético. La energía a la que me refiero no tiene nada que ver con las calorías; podría compararse a una batería. Nuestra batería puede cargarse de energía a través de diferentes vías: tomando el sol racionalmente, paseando por la naturaleza, haciendo ejercicio físico, durmiendo bien, comiendo buenos alimentos, riendo, escuchando música clásica, rezando, etc.
Existen una gran cantidad de actividades humanas que descargan nuestras baterías de energía. Por ejemplo, escuchar música estridente, tal y como demostró Masaru Emoto; las radiaciones electromagnéticas como el teléfono móvil; el tiempo frío y húmedo de las neblinas; viajar en avión; emociones negativas; …
También hay una gran cantidad de actividades que aumentan la energía de nuestro organismo. La mayoría de terapias de tipo energético persiguen este objetivo, como el Reiki, los puntos Access Bars, la imposición de manos, etc.; y también lo logran muchas otras terapias, como la musicoterapia, risoterapia, arteterapia, masajes, etc. Aquí pueden consultar más información sobre mis servicios en terapias energéticas.
Algunos de los aspectos esenciales a la vida pueden gastar energía si se suministran de forma negativa. Una persona que respire aire contaminado o beba agua contaminada necesitará gastar energía para desechar los productos tóxicos de su organismo; si toma alimentos insaludables consumirá energía para eliminar dichos productos del organismo; si sufre estrés o emociones negativas el organismo utilizará más energía que si la persona se encuentra relajada y feliz; si realiza un ejercicio físico excesivo a sus capacidades también reducirá su energía. El ejercicio físico consume calorías, en cambio, si se realiza correctamente, carga positivamente la energía de nuestras baterías.

Necesitamos un cierto nivel de energía para gozar de buena salud. Cuando el nivel disminuye debajo de un cierto valor, entonces empezamos a sufrir problemas de salud. Cuanto menor es el nivel de energía, más graves son las enfermedades; y cuando el nivel de energía se hace crónicamente deficiente, las enfermedades se convierten también en crónicas. Vamos a ver algunos ejemplos imaginando diferentes situaciones del funcionamiento del sistema energético muy simplificadas.
Supongamos que comer una paella consume 5 unidades de energía. Si la persona se encuentra justo en el nivel de energía límite de salud, al tomar una paella se va a poner enferma. Pero supongamos que tomar el sol de forma racional aporta 6 unidades de energía. Considerando que todos los demás elementos esenciales que intervienen en el sistema energético humano son constantes, si la persona ha tomado el sol de forma adecuada, tendrá energía suficiente para tomar una paella sin ponerse enferma.
Otro ejemplo sería suponer que cada minuto de ejercicio físico moderado aporta 0.25 unidades de energía. Entonces, una persona que ha practicado 40 minutos de ejercicio (40*0.25=10) podría tomar una paella (5 unidades) para comer y unas patatas fritas para cenar (si las patatas consumen 5 unidades de energía).
Un nuevo ejemplo podría ser suponer que comer una ensalada con los ingredientes adecuados, la cantidad adecuada, y en el momento adecuado, aporta 20 unidades. Entonces, la persona dispondría de energía para poder soportar una cierta cantidad de estrés intenso.
En cambio, ciertas actuaciones tienen un coste energético demasiado elevado. Supongamos que el nivel mínimo que una persona debe mantener para gozar de buena salud es 10.000. Las personas que tengan un nivel de energía superior a 10.000 estarán en buena salud, y pueden hacer frente a ciertas vicisitudes en su vida sin caer enfermos, y también pueden permitirse ciertas actuaciones negativas para su persona, dependiendo de la cantidad de energía que les sobre.
Podríamos considerar, por ejemplo, que comer una hamburguesa con patatas fritas y una coca-cola tenga un coste energético de 100 unidades. Si el nivel energético en el que se encuentra una persona no es superior a 10100, entonces esta persona empezará a sufrir ciertos problemas de salud cuando tome dicha comida.
Como es lógico, es necesario disponer del nivel de energía necesario para poderlo gastar en ciertas actividades que consumen energía. Entonces, no se trata de abusar de la comida creyendo que luego se podrá “quemar” los excesos haciendo deporte. No funciona así, sino que primero uno ha de “ganarse el pan” haciendo deporte o ayunando, y luego, quizás habrá cargado su energía suficientemente para tomarse un capricho o realizar otros excesos.
En verano, cuando cargamos nuestras baterías con el sol, el descanso y la actividad física moderada; y no gastamos energía con el estrés, entonces tenemos más energía disponible para hacer excesos o caprichos alimentarios. Es por ello que enfermamos con menos frecuencia.
En cambio, en invierno no hay sol, trabajamos largas horas a menudo sometidos al estrés, y no hacemos tanto ejercicio físico debido al frío, el cual debemos combatir también. Además, las fiestas Navideñas u otras celebraciones nos incitan a comer inadecuadamente. Todo esto tiene como consecuencia un descenso muy acusado de nuestra energía vital y la aparición de diversas enfermedades.
Una persona que tenga intolerancias alimentarias, podría superarlas en cierto modo, si mejora otros aspectos de su estilo de vida, de forma que aumente su energía una cantidad suficiente como para poderla “gastar” en estos alimentos que le son perjudiciales.
El Reiki y muchas otras terapias energéticas también aumentan el nivel de energía vital de nuestras baterías de forma significativa.

Pero no es tan sencillo, nuestro organismo no funciona de forma tan matemática. Se trata de un sistema no lineal, con una cantidad infinita de variables, por lo que no es tan determinista.  También es mucho más complejo y seguramente existen diferentes tipos de energía: energía física, energía emocional, energía espiritual… e incluso dentro de la energía física, podemos distinguir la energía de cada órgano y parte del cuerpo.
Todas las diferentes energías que posee una persona están relacionadas y existe una compensación entre ellas: una buena energía física puede compensar una baja energía emocional; una buena alimentación y dormir bien ayudarán a estar emocionalmente más fuerte. Aunque evidentemente, las actividades físicas tienen un impacto más importante sobre nuestra energía física; las emociones y pensamientos sobre nuestra energía emocional; y la vida espiritual sobre nuestra energía espiritual.
Pero aún y la complejidad del sistema energético humano, podemos intentar entender un poquito cómo funciona nuestro propio sistema energético, e identificar cuáles son nuestros límites, aunque a veces nos equivoquemos. Para ello yo consejo seguir un diario donde se apunta cada día lo que se ha tomado, y las demás variables importantes: el ejercicio físico realizado, el estrés, tipo de actividad, sueño, etc. Con el tiempo, se pueden llegar a conclusiones a partir del estudio de este diario. Por ejemplo: una persona puede concluir que siempre que come arroz se siente más cansada, más hinchada, y le falla la memoria; pero si hace 1 hora de ejercicio, o bien un ayuno previo de 24 horas, entonces el arroz no le sienta mal.
Os animo a escribir vuestro diario y aprender a conocer cada día un poco mejor vuestro sistema energético personal y sus posibles compensaciones!

 

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