En primer lugar deberíamos aclarar el concepto de inflamación. Identificamos la inflamación con rojez, hinchazón y dolor de los tejidos u órganos.
La inflamación tiene dos orígenes: inmunitaria y reparadora. La respuesta inmunitaria puede estar causada por diferentes razones, pero la finalidad siempre es la misma: limpiar nuestro organismo de sustancias perjudiciales, tanto si se trata de substancias extrañas procedentes del exterior: tóxicos y microbios; como de substancias internas producto del metabolismo de nuestro mismo organismo o de las bacterias simbióticas que habitan en nosotros.
La inflamación reparadora se origina cuando se ha producido un daño en alguna parte del organismo. En este caso, el organismo dilata los capilares sanguíneos con el fin de permitir el paso de las substancias reparadoras, como las plaquetas, y de substancias de limpieza y de defensa a la zona dañada. La inflamación reparadora incluye una inflamación inmunitaria.
A partir de esta explicación, podemos deducir un hecho: la inflamación es un proceso beneficioso para el organismo, ya que su finalidad es la reparación, la defensa y la limpieza del organismo.
Vayamos un poco más lejos todavía en la deducción. ¿Qué sucede si se interrumpe un proceso inflamatorio? Pues lógicamente, lo que sucede es que no se puede realizar la acción reparadora, defensiva y/o higiénica, es decir, que el organismo no puede sanarse.
Continuemos tirando del hilo. Por lo tanto, ¡los medicamentos anti-inflamatorios inhiben la inflamación, es decir: la reparación, la defensa y la limpieza de nuestro organismo! Así que además de todos los efectos secundarios que conllevan, resulta que están impidiendo la curación de un problema de salud.
Pero ¿y los medicamentos naturales, como la fitoterapia, la homeoterapia, ? Siempre se nos ha dicho que los medicamentos naturales no son perjudiciales y que los efectos secundarios son insignificantes. Es cierto que tienen menos efectos secundarios, así como un poder anti-inflamatorio menor. Pero su efecto es el mismo: impedir la inflamación, y por consiguiente, la curación.
¿Y los alimentos anti-inflamatorios, como el cúrcuma, el brócoli, los aceites ricos en omega 3, el ajo, el aceite de coco, …? Pues siento comunicar que hacen la misma función que un medicamento anti-inflamatorio, aunque su efecto es muchísimo más débil, por lo que no es tan contra-producentes como los medicamentos convencionales o naturales, ya que éstos son un extracto puro de componentes anti-inflamatorios, mientras que los alimentos son un agregado de substancias con múltiples efectos. Así que este tipo de alimentos no suponen ningún problema, siempre y cuando se tomen en cantidades normales. Cuando se hace una terapia de juicing o se toma cúrcuma en cápsulas, por ejemplo, nos encontramos frente al mismo efecto que un medicamento natural.
Así pues, ahora entendemos que la inflamación es necesaria para la sanación. Pero, ¿no es posible que el organismo se equivoque, y genere una inflamación excesiva cuando no es necesaria? Existen muchas condiciones en las que la medicina considera que el cuerpo está tomando unas acciones erróneas, por ejemplo las alergias y las enfermedades autoinmunes.
En este otro artículo explico las razones que justifican que las enfermedades autoinmunes y las hipersensibilidades no son un mal funcionamiento de nuestro organismo. Por lo tanto, tampoco en estos casos es conveniente impedir el proceso inflamatorio. La inflamación, aunque sea fastidiosa, es también necesaria en estas enfermedades.
De la misma forma, una gripe, un resfriado, las enfermedades inflamatorias intestinales, una faringitis, una vaginitis, una bronquitis, una conjuntivitis, una gastritis, una otitis, una cistitis, una tendinitis, … son el resultado de la respuesta proporcional de nuestro sistema inmunitario frente a las circunstancias en las que se encuentra. No deben ser inhibidas. Pero sí podemos buscar la forma de aliviarlas sin molestar el proceso inmunitario; y por supuesto, buscar las causas para que no vuelvan a producirse.
El sistema inmune nunca actúa en exceso, es decir, cuando ocurre una inflamación quiere decir que ésta es necesaria para nuestro organismo. El cuerpo es inteligente, no se equivoca, siempre actúa en la dirección que es mejor para nosotros y de forma proporcional a las necesidades.
Los medicamentos, tanto naturales como convencionales, nos ayudan a vivir mejor, aliviando nuestros dolores fisiológicos y psicológicos, de forma que podamos continuar con nuestro frenesí diario de estrés, polución, comida basura, y demás placeres sin freno. Pero nuestra salud paga un precio muy alto para ello, con una degradación crónica.
El dolor y el sufrimiento también diezman nuestra salud. No se trata de morir de dolor, así que tampoco no es una buena solución el hecho de soportarlo sin tomar ninguna acción.
¿Qué hacer entonces? Por desgracia, una vez el dolor y la enfermedad se han declarado, no hay ninguna solución milagrosa. Las únicas terapias que ayudan a aliviar el dolor en la urgencia, sin un efecto perjudicial, son las terapias body-mind y las energéticas: meditación, risoterapia, visualización, hipnoterapia, reiki, masajes, plegaria, etc. Porque no actúan bloqueando la inflamación, sino, en primer lugar, desviando la atención de la mente hacia otro foco de atención, y en segundo lugar, produciendo endorfinas, que son las substancias del bienestar. Para entenderlo, le propongo un ejercicio. Cualquier día que tenga una preocupación, un temor, o un malestar físico, deténgase un momento y distraiga su mente hacia otro tema: piense en unas vacaciones, en un recuerdo muy placentero, o simplemente, mire en la televisión un programa agradable o cómico. Verá como su problema se apacigua bastante. En cambio, otro día, concentre su atención en su problema, dándole vueltas. Comprobará como se agrava.
Se trata de evadir la mente con un método que no sea perjudicial para su salud, sino fortaleciendo la mente.
Luego, a largo término, el dolor desaparece cuando se ha identificado la causa y se le ha puesto fin. Nuestro organismo es inmensamente sabio, y sabe perfectamente cómo curarse. De la misma forma que cuando nos rompemos un brazo, o cuando tenemos un rasguño, es el propio organismo quien reconstituye el hueso o la piel; lo mismo sucede con cualquier enfermedad. Simplemente debemos interrumpir el proceso que está dañando el organismo, sea el estrés, unos alimentos insaludables, unas emociones negativas, la falta de reposo o de sol, etc.
Siguiendo un estilo de vida sano en todos los aspectos llegamos a curar y también a prevenir el proceso inflamatorio. No es fácil, pero al menos merece la pena intentarlo. Y si al final no se consigue cambiar el estilo de vida, debido a múltiples circunstancias, siempre queda el recurso de tomar los anti-inflamatorios; naturales, si así lo prefiere.
Bibliografía:
* “Head First: The Biology of Hope and the Healing Power of the Human Spirit”, by Norman Cousins
* “The Life Science Health System” by T.C. Fry.
Lesson 2 – The Nature And Purpose Of Disease
Lesson 72 - Rheumatic Diseases
Lesson 71 – Allergies, Hay Fever, And Other Chronic Diseases
La inflamación tiene dos orígenes: inmunitaria y reparadora. La respuesta inmunitaria puede estar causada por diferentes razones, pero la finalidad siempre es la misma: limpiar nuestro organismo de sustancias perjudiciales, tanto si se trata de substancias extrañas procedentes del exterior: tóxicos y microbios; como de substancias internas producto del metabolismo de nuestro mismo organismo o de las bacterias simbióticas que habitan en nosotros.
La inflamación reparadora se origina cuando se ha producido un daño en alguna parte del organismo. En este caso, el organismo dilata los capilares sanguíneos con el fin de permitir el paso de las substancias reparadoras, como las plaquetas, y de substancias de limpieza y de defensa a la zona dañada. La inflamación reparadora incluye una inflamación inmunitaria.
A partir de esta explicación, podemos deducir un hecho: la inflamación es un proceso beneficioso para el organismo, ya que su finalidad es la reparación, la defensa y la limpieza del organismo.
Vayamos un poco más lejos todavía en la deducción. ¿Qué sucede si se interrumpe un proceso inflamatorio? Pues lógicamente, lo que sucede es que no se puede realizar la acción reparadora, defensiva y/o higiénica, es decir, que el organismo no puede sanarse.
Continuemos tirando del hilo. Por lo tanto, ¡los medicamentos anti-inflamatorios inhiben la inflamación, es decir: la reparación, la defensa y la limpieza de nuestro organismo! Así que además de todos los efectos secundarios que conllevan, resulta que están impidiendo la curación de un problema de salud.
Pero ¿y los medicamentos naturales, como la fitoterapia, la homeoterapia, ? Siempre se nos ha dicho que los medicamentos naturales no son perjudiciales y que los efectos secundarios son insignificantes. Es cierto que tienen menos efectos secundarios, así como un poder anti-inflamatorio menor. Pero su efecto es el mismo: impedir la inflamación, y por consiguiente, la curación.
¿Y los alimentos anti-inflamatorios, como el cúrcuma, el brócoli, los aceites ricos en omega 3, el ajo, el aceite de coco, …? Pues siento comunicar que hacen la misma función que un medicamento anti-inflamatorio, aunque su efecto es muchísimo más débil, por lo que no es tan contra-producentes como los medicamentos convencionales o naturales, ya que éstos son un extracto puro de componentes anti-inflamatorios, mientras que los alimentos son un agregado de substancias con múltiples efectos. Así que este tipo de alimentos no suponen ningún problema, siempre y cuando se tomen en cantidades normales. Cuando se hace una terapia de juicing o se toma cúrcuma en cápsulas, por ejemplo, nos encontramos frente al mismo efecto que un medicamento natural.
Así pues, ahora entendemos que la inflamación es necesaria para la sanación. Pero, ¿no es posible que el organismo se equivoque, y genere una inflamación excesiva cuando no es necesaria? Existen muchas condiciones en las que la medicina considera que el cuerpo está tomando unas acciones erróneas, por ejemplo las alergias y las enfermedades autoinmunes.
En este otro artículo explico las razones que justifican que las enfermedades autoinmunes y las hipersensibilidades no son un mal funcionamiento de nuestro organismo. Por lo tanto, tampoco en estos casos es conveniente impedir el proceso inflamatorio. La inflamación, aunque sea fastidiosa, es también necesaria en estas enfermedades.
De la misma forma, una gripe, un resfriado, las enfermedades inflamatorias intestinales, una faringitis, una vaginitis, una bronquitis, una conjuntivitis, una gastritis, una otitis, una cistitis, una tendinitis, … son el resultado de la respuesta proporcional de nuestro sistema inmunitario frente a las circunstancias en las que se encuentra. No deben ser inhibidas. Pero sí podemos buscar la forma de aliviarlas sin molestar el proceso inmunitario; y por supuesto, buscar las causas para que no vuelvan a producirse.
El sistema inmune nunca actúa en exceso, es decir, cuando ocurre una inflamación quiere decir que ésta es necesaria para nuestro organismo. El cuerpo es inteligente, no se equivoca, siempre actúa en la dirección que es mejor para nosotros y de forma proporcional a las necesidades.
Los medicamentos, tanto naturales como convencionales, nos ayudan a vivir mejor, aliviando nuestros dolores fisiológicos y psicológicos, de forma que podamos continuar con nuestro frenesí diario de estrés, polución, comida basura, y demás placeres sin freno. Pero nuestra salud paga un precio muy alto para ello, con una degradación crónica.
El dolor y el sufrimiento también diezman nuestra salud. No se trata de morir de dolor, así que tampoco no es una buena solución el hecho de soportarlo sin tomar ninguna acción.
¿Qué hacer entonces? Por desgracia, una vez el dolor y la enfermedad se han declarado, no hay ninguna solución milagrosa. Las únicas terapias que ayudan a aliviar el dolor en la urgencia, sin un efecto perjudicial, son las terapias body-mind y las energéticas: meditación, risoterapia, visualización, hipnoterapia, reiki, masajes, plegaria, etc. Porque no actúan bloqueando la inflamación, sino, en primer lugar, desviando la atención de la mente hacia otro foco de atención, y en segundo lugar, produciendo endorfinas, que son las substancias del bienestar. Para entenderlo, le propongo un ejercicio. Cualquier día que tenga una preocupación, un temor, o un malestar físico, deténgase un momento y distraiga su mente hacia otro tema: piense en unas vacaciones, en un recuerdo muy placentero, o simplemente, mire en la televisión un programa agradable o cómico. Verá como su problema se apacigua bastante. En cambio, otro día, concentre su atención en su problema, dándole vueltas. Comprobará como se agrava.
Se trata de evadir la mente con un método que no sea perjudicial para su salud, sino fortaleciendo la mente.
Luego, a largo término, el dolor desaparece cuando se ha identificado la causa y se le ha puesto fin. Nuestro organismo es inmensamente sabio, y sabe perfectamente cómo curarse. De la misma forma que cuando nos rompemos un brazo, o cuando tenemos un rasguño, es el propio organismo quien reconstituye el hueso o la piel; lo mismo sucede con cualquier enfermedad. Simplemente debemos interrumpir el proceso que está dañando el organismo, sea el estrés, unos alimentos insaludables, unas emociones negativas, la falta de reposo o de sol, etc.
Siguiendo un estilo de vida sano en todos los aspectos llegamos a curar y también a prevenir el proceso inflamatorio. No es fácil, pero al menos merece la pena intentarlo. Y si al final no se consigue cambiar el estilo de vida, debido a múltiples circunstancias, siempre queda el recurso de tomar los anti-inflamatorios; naturales, si así lo prefiere.
Bibliografía:
* “Head First: The Biology of Hope and the Healing Power of the Human Spirit”, by Norman Cousins
* “The Life Science Health System” by T.C. Fry.
Lesson 2 – The Nature And Purpose Of Disease
Lesson 72 - Rheumatic Diseases
Lesson 71 – Allergies, Hay Fever, And Other Chronic Diseases