Dedicado a mis pacientes y amigos que me han ayudado a conocer la relación cuerpo-mente.
Está generalmente aceptado que la nutrición afecta nuestra salud física. La medicina convencional relaciona el colesterol con la arterioesclerosis y las enfermedades cardiovasculares, la sal con la hipertensión, el azúcar con la diabetes, pero no está tan claro que la nutrición pueda ser protagonista también en otras enfermedades, como la artritis, el asma o la fibromialgia. Y todavía está más lejos de la concepción actual sobre la nutrición que numerosas enfermedades neurológicas y psiquiátricas tengan también una relación con la nutrición: autismo, epilepsia, esquizofrenia, déficit de atención, hiperactividad, depresión, insomnio, etc. Pero así es.
Les contaré una experiencia personal. Mi hija fue diagnosticada de celiaquía cuando tenía 8 años, después de haber vivido todos esos años enfermando continuamente de otitis, faringitis, gripes, gastroenteritis y una fatiga extrema. Pero no era sólo su cuerpo el que enfermaba, cada vez se encontraba más débil mentalmente, con problemas escolares, hipersensibilidad, aislamiento social y una depresión que se agravaba cada vez una más. Al empezar el régimen sin gluten no sólo su estado físico empezó a mejorar, sino también el psicológico, hasta que después de 2 años se había recuperado prácticamente por completo y era una niña que dentro de su carácter tímido llevaba una vida social normal y unos resultados escolares brillantes.
Ultimamente se ha descubierto que no solamente las personas celíacas enferman con el gluten, las personas no celíacas tienen otros grados de afectación que van de la intolerancia a la sensibilidad. Como el Dr. Willem explica en su libro dedicado a las intolerancias alimentarias, que una reacción immunitaria retardada produce una inflamación en el organismo, lo cual es la causa de numerosas enfermedades: artritis, migrañas, dolor de espalda, fibromialgia, asma, alergia, dermatitis, problemas hormonales, sobrepeso, etc.
Además de las intolerancias a nivel inmunológico, existen otras intolerancias a nivel enzimático, es decir, una deficiencia al digerir ciertos alimentos, como la lactosa o la sacarosa por ejemplo. Estas intolerancias conllevan un excesivo desarrollo bacteriano indeseable en la flora intestinal (levaduras, hongos, clostridia, parásitos, etc) y la consecuente producción de toxinas. Estas toxinas pueden también afectar el organismo si no consiguen ser correctamente eliminadas. Y algunas de ellas son neurotóxicas, como el etanol, es decir, afectan también al funcionamiento del cerebro. La Dra. Campbell-McBride atribuye a estas neurotoxinas las causas de numerosas enfermedades neurológicas, y con su dieta GAPS (Gut and Psychology Syndrome) ha conseguido recuperar a numerosas personas con enfermedades psicológicas.
El desequilibrio de la flora intestinal también conlleva una deficiente absorción de nutrientes, de vitaminas y minerales, las cuales son necesarias para una buena salud física y el correcto funcionamiento de nuestro cerebro. Una de las principales causantes de la hiperactividad y la depresión es el exceso o déficit de algún neurotransmisor: dopamina, serotonina, noradrenalina, los cuales tienen como origen la carencia en las vitaminas B5, B6, B9 y B12 principalmente.
Otros problemas relacionados con las intolerancias alimentarias, sobretodo al gluten de los cereales y a la caseína de la leche, es la producción de los llamados péptidos opiodes. Estos péptidos derivados de la incorrecta digestión del gluten y la caseína en algunas personas actúan de forma similar al opio, fijándose a los receptores de los neurotransmisores y modificando la transmisión de los mismos. El profesor Karl Reichelt y otros científicos han encontrado una relación entre la presencia de estos péptidos opioides y algunas enfermedades neurológicas como la esquizofrenia, autismo o epilepsia.
Otros alimentos, como el café, el chocolate y el alcohol alteran también la producción de los neurotransmisores. Y otros alimentos aumentan la producción de endorfinas, las moléculas orgánicas del bienestar, como el azúcar, la grasa, la sal y las especies.
El azúcar provoca ciclos repetitivos de hiperglucemia e hipoglucemia, con la consecuente sensación cíclica de energía y buen humor - falta de energía y mal humor.
Algunos nutricionistas, como Joshua Rosenthal en la Nutrición Integrativa, defienden que todo alimento tiene una incidencia en la mente: la carne nos vuelve más fuertes y agresivos si se toma en exceso y los carbohidratos tienen un efecto calmante y causan somnolencia en exceso. Joshua incluso cree que una persona adopta el carácter y el físico de su comida principal, así pues, por ejemplo, acaba pareciendo a una vaca si abusa de las hamburguesas.
El problema aparece cuando hay una dependencia a un cierto alimento, sea el gluten, la leche, la carne, el chocolate, el azúcar, el café o el que sea, ya que no somos capaces de controlar la ingesta de éste y cada vez necesitamos más cantidad para obtener el mismo efecto calmante, estimulante, etc., ya que todo alimento incide de alguna forma en la producción de neurotransmisores u hormonas, y el cerebro se vuelve menos sensible a éstos. Entonces el alimento se convierte en una droga, se toma en exceso y su efecto en el organismo y la mente es negativo. Curiosamente, los alimentos a los que existe mayor dependencia son aquéllos a los que existe también una intolerancia alimentaria.
Acabar con las dependencias, del tipo que sean, y evitar los alimentos intolerantes, siempre es difícil. Se puede empezar por buscar otra fuente de substancias del bienestar que no sea tan dañina. La práctica de un deporte, reír, escuchar música melodiosa, las olores agradables, hacer el amor, la meditación y rezar son actividades que se ha demostrado científicamente que liberan endorfinas. Pero otras actividades que la persona considere placenteras y que no sea dañina para la salud producen también seguramente el mismo efecto. Un psicoterapeuta siempre puede ayudar a superar estas dependencias. Otra solución es encontrar otros alimentos que reemplacen al que se quiere evitar. Por ejemplo, el garrofín para el chocolate, la chicoria para el café, la miel para el azúcar, leches vegetales para la leche de vaca, etc.
Las emociones afectan el funcionamiento de nuestro cuerpo. Se dice popularmente que una mala noticia puede provocar un ataque al corazón, nos sonrojamos al tener vergüenza o simplemente lloramos por una gran pena.
La Dra. Mimi Guarneri en su libro “The heart speaks” habla de que estudios científicos han demostrado cómo factores como el estrés sin control, la depresión, la ansiedad, la autoestima y el respaldo del/la esposo/a son mejores indicadores que predicen los problemas físicos que la severidad de una enfermedad arterial coronaria. También se ha demostrado que la relación entre padres e hijos en la infancia es un predictor del riesgo de enfermedad de una persona adulta. La Dra. Guarneri dice que de sus pacientes le enseñaron que las enfermedades coronarias son físicas, espirituales y emocionales.
La explicación de esta relación entre estado psíquico y el corazón es que la depresión, la ansiedad, el estrés, etc., aumentan la producción de cortisol y adrenalina, las cuales elevan la presión arterial, afectan el ritmo cardíaco, alteran la coagulación de la sangre, elevan los niveles de insulina y de colesterol.
La Dra. Candance B. Pert describe en su libro “Molecules of Emotion” cómo realizó su gran descubrimiento: las substancias químicas que transportan las emociones, las cuales llama péptidos. Estos péptidos son producidos no sólo por el cerebro, como se pensaba anteriormente, sino que todos los órganos del cuerpo son capaces de producirlos y de recibirlos. Además, todos los sistemas del cuerpo se comunican entre ellos gracias a los péptidos y sus respectivos receptores. Así que “ya no se puede considerar que las emociones tengan menos validez que las substancias físicas, sino que debemos verlas como señales celulares que están involucradas en el proceso de traducir la información en realidad física, literalmente transformando la mente en materia. Las emociones son el nexus entre materia y mente”.
Lo que la Dra. Guarneri y la Dra. Pert no coinciden es en el papel de las emociones negativas. Mientras que para la primera éstas son causantes de enfermedades, para la segunda las emociones negativas son naturalmente necesarias, y es su inhibición, su bloqueo, el hecho de no exteriorizarlas y manifestarlas lo que produce enfermedades y lleva a ser infelices ya que al reprimir las emociones el flujo de péptidos es insuficiente para mantener la función a nivel celular. De esta forma los virus pueden penetrar más fácilmente en las células con receptores peptídicos libres, y las células cancerosas no son eliminadas por el sistema inmunitario ya que a éste le faltan las señales (los péptidos) que lo coordinan. Así que recomienda acudir a terapias de grupo, hablar con un amigo o con un familiar, escribir una carta, pintar, etc. para expresar las emociones. También la respiración que se realiza en los ejercicios de yoga y de meditación, el ejercicio físico y el orgasmo ayudan a evitar esta clase de bloqueos. “El cuerpo puede y debe ser curado a través de la mente, y la mente puede y debe ser curado a través del cuerpo”.
El Dr. Masaru Emoto demostró con su estudio sobre los cristales de agua, que el pensamiento permite incidir sobre la materia, de forma que las vibraciones negativas (sonoras o mentales) envenenan en agua, la cual constituye el 60-75% de nuestro cuerpo, mientras que la energía positiva la cura. Por lo tanto, aunque no siempre se puedan evitar las emociones negativas, se debe trabajar para reducirlas, o bien, expresarlas para hacerlas salir de nuestro cuerpo y liberarse de ellas.
A este fin, muchas terapias recomiendan evitar los problemas, alejarse de las personas con energía negativa. Con ello están fomentando el individualismo, el pensar sólo el bienestar de uno mismo, sin tener en cuenta el daño que puede causar a las personas que se encuentran alrededor. Pero por mucho que los evitemos, siempre llegan desgracias a todas las personas, porque no podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor, así que estas personas no consiguen nunca ser felices. Ello no quiere decir que no evitemos las desgracias y que busquemos la felicidad, pero hasta ciertos límites. La solución no consiste en evitar a todo precio la negatividad que viene del exterior, sino de se fortalecer interiormente para hacer frente a los problemas que la vida nos reserva y mantenerse "zen" ante las tempestades. Apreciar y dar gracias por lo que tenemos y ser fuertes física y mentalmente, con actitudes positivas, la práctica de una actividad espiritual y una buena nutrición, para afrontar los problemas que la vida nos depara, son las claves de la felicidad y la salud.
Una actitud positiva ante la vida, una sólida creencia en alguna religión, las alegrías y las buenas noticias pueden ayudar a curar una enfermedad. La Dra. Guarneri dice que se ha demostrado que el optimismo disminuye el riesgo de enfermedades del corazón. Reconoce que tener una actitud positiva no es fácil, y añade que una forma de cultivarlo es practicando la gratitud. También el perdón ayuda a reducir las emociones negativas. Dice que está científicamente demostrado que se produce una alteración en la actividad del cerebro así como cambios en el fluido sanguíneo durante la meditación y la oración. Esto podría explicar la relación entre la religión y los beneficios en la salud como una disminución de la presión arterial, de la ansiedad y una mejora de la sensación de bienestar general. Pero dice que todavía no se ha encontrado la explicación científica al hecho de que investigaciones han encontrado que los pacientes que recibieron la oración distante de sus queridos evolucionaron clínicamente mejor que aquéllos que no la recibieron. Menciona las palabras del Dr. Dossey “la ciencia médica no solamente no ha tenido la última palabra, a penas ha tenido la primera palabra sobre cómo el mundo funciona, especialmente cuando la mente está involucrada”.
Son innumerables las curaciones inexplicables desde el punto de vista de la medicina convencional, de remisión de cánceres espontáneos en fervientes creyentes o que en personas que han cambiado totalmente su vida. Por ello se ha producido la explosión en los últimos años de gran cantidad de terapias para mejorar la salud basadas en el buen humor o en la energía: risoterapia, musicoterapia, cromoterapia, zooterapia, abrazar árboles, reiki, etc.
¿Quién no ha perdido el apetito cuando se ha enamorado, le han comunicado una mala noticia o ha estado nervioso?
El estado emocional afecta también nuestra forma de alimentarnos. Muy a menudo se utiliza la comida como compensación por alguna situación desagradable en nuestra vida, o simplemente, por un déficit de alguna otra necesidad o fuente de alimento como persona, sea físico o emocional: amor, sexualidad, cultura, ejercicio físico, sueño, realización personal, ocupación, etc.
Así por ejemplo, el café nos mantiene despiertos cuando tenemos sueño, ya que la cafeina es un antagonista de la adenosina, el principal neurotransmisor del sueño. Se dice que el chocolate es el substituto del sexo ya se libera en ambos casos la misma hormona, la oxitocina. El alcohol se utiliza para evadirse de los problemas ya que debilita la glutamina, la está asociada al aprendizaje y la memoria y también para desinhibirse, ya que aumenta la serotonina; el azúcar da una sensación de bienestar y de energía pasajeros ante una adversidad o debilidad al liberar endorfinas, hormonas que bloquean el dolor y dan una sensación de bienestar, etc. Para acabar con el abuso de estos productos dañinos hay que encontrar cuál es la carencia emocional que se intenta compensar con la comida.
La comida que preparamos también se impregna de la energía del cocinero y de los métodos utilizados en el cultivo o cría, recolección y en la posterior preparación. Un cocinero enfadado infundirá una energía muy diferente a sus platos en comparación a un cocinero feliz. Un tomate que ha sido cultivado en una tierra fértil y tranquila, sin pesticidas y recogida a mano tendrá una energía muy diferente de un tomate que ha crecido en una tierra de cultivo intensivo y recolectado por un tractor, por no hablar de los organismos genéticamente modificados… Joshua Rosenthal cree que existe una nueva vitamina, la vitamina L que procede del amor (Love). La comida cocinada por alguien que te quiere bien tiene una energía y una nutrición especial más allá de los micronutrientes habituales de una simple comida. Por ello las comidas hechas por la abuela son tan buenas.
Incluso el ambiente donde comemos es importante. Como Joshua Rosenthal dice, cuando comemos pasamos a un estado receptivo y no sólo se absorben alimentos sino también todo lo que está pasando alrededor. Se debe comer en un ambiente jovial, relajado, con buena compañía, etc. De lo contrario, pueden aparecer problemas como las úlceras de estómago, el síndrome del colon irritable, etc.
Los péptidos son las moléculas que materializan las emociones en el cuerpo físico. Estos péptidos deben fluir libremente por el cuerpo. Pero cuando los péptidos son alterados, bloqueados, se producen enfermedades. Este bloqueo puede proceder, como la Dra. Pert defiende, de una inhibición de la expresión de las emociones, pero como el Prof. Reichelt descubrió, también los péptidos procedentes de la incorrecta digestión del gluten y la caseina perturban la correcta comunicación de estas substancias. El chocolate, el café, el alcohol y el azúcar también perturban la producción de ciertos péptidos y neurotransmisores. Y por supuesto, las drogas y los medicamentos antipsicóticos.
Algunas personas creen que las enfermedades están causadas por conflictos o choques emocionales, otros creen que son meramente físicas. Lo que sí es cierto es que sea de un tipo o de otro, una alimentación sana y adecuada a la persona fortalece la persona física y psicológicamente, permite que la afectación de los problemas psicológicos y de los ataques físicos (tóxicos, virus, bacterias, etc) sea mucho menor. De la misma forma, una alimentación mental y espiritual sana incidirán en una mayor resistencia física y psicológica.
Para acabar, unas palabras de Joshua Rosenthal: “The more you live in balance, respecting nature and yourself, the more likely you will be in the right place at the right time, all the time. People will call you lucky and you may think it’s simply coincidence, but the truth is that you are aligning yourself with the natural order of everything”.
La nutrición afecta el cuerpo y la mente
Está generalmente aceptado que la nutrición afecta nuestra salud física. La medicina convencional relaciona el colesterol con la arterioesclerosis y las enfermedades cardiovasculares, la sal con la hipertensión, el azúcar con la diabetes, pero no está tan claro que la nutrición pueda ser protagonista también en otras enfermedades, como la artritis, el asma o la fibromialgia. Y todavía está más lejos de la concepción actual sobre la nutrición que numerosas enfermedades neurológicas y psiquiátricas tengan también una relación con la nutrición: autismo, epilepsia, esquizofrenia, déficit de atención, hiperactividad, depresión, insomnio, etc. Pero así es.
Les contaré una experiencia personal. Mi hija fue diagnosticada de celiaquía cuando tenía 8 años, después de haber vivido todos esos años enfermando continuamente de otitis, faringitis, gripes, gastroenteritis y una fatiga extrema. Pero no era sólo su cuerpo el que enfermaba, cada vez se encontraba más débil mentalmente, con problemas escolares, hipersensibilidad, aislamiento social y una depresión que se agravaba cada vez una más. Al empezar el régimen sin gluten no sólo su estado físico empezó a mejorar, sino también el psicológico, hasta que después de 2 años se había recuperado prácticamente por completo y era una niña que dentro de su carácter tímido llevaba una vida social normal y unos resultados escolares brillantes.
Ultimamente se ha descubierto que no solamente las personas celíacas enferman con el gluten, las personas no celíacas tienen otros grados de afectación que van de la intolerancia a la sensibilidad. Como el Dr. Willem explica en su libro dedicado a las intolerancias alimentarias, que una reacción immunitaria retardada produce una inflamación en el organismo, lo cual es la causa de numerosas enfermedades: artritis, migrañas, dolor de espalda, fibromialgia, asma, alergia, dermatitis, problemas hormonales, sobrepeso, etc.
Además de las intolerancias a nivel inmunológico, existen otras intolerancias a nivel enzimático, es decir, una deficiencia al digerir ciertos alimentos, como la lactosa o la sacarosa por ejemplo. Estas intolerancias conllevan un excesivo desarrollo bacteriano indeseable en la flora intestinal (levaduras, hongos, clostridia, parásitos, etc) y la consecuente producción de toxinas. Estas toxinas pueden también afectar el organismo si no consiguen ser correctamente eliminadas. Y algunas de ellas son neurotóxicas, como el etanol, es decir, afectan también al funcionamiento del cerebro. La Dra. Campbell-McBride atribuye a estas neurotoxinas las causas de numerosas enfermedades neurológicas, y con su dieta GAPS (Gut and Psychology Syndrome) ha conseguido recuperar a numerosas personas con enfermedades psicológicas.
El desequilibrio de la flora intestinal también conlleva una deficiente absorción de nutrientes, de vitaminas y minerales, las cuales son necesarias para una buena salud física y el correcto funcionamiento de nuestro cerebro. Una de las principales causantes de la hiperactividad y la depresión es el exceso o déficit de algún neurotransmisor: dopamina, serotonina, noradrenalina, los cuales tienen como origen la carencia en las vitaminas B5, B6, B9 y B12 principalmente.
Otros problemas relacionados con las intolerancias alimentarias, sobretodo al gluten de los cereales y a la caseína de la leche, es la producción de los llamados péptidos opiodes. Estos péptidos derivados de la incorrecta digestión del gluten y la caseína en algunas personas actúan de forma similar al opio, fijándose a los receptores de los neurotransmisores y modificando la transmisión de los mismos. El profesor Karl Reichelt y otros científicos han encontrado una relación entre la presencia de estos péptidos opioides y algunas enfermedades neurológicas como la esquizofrenia, autismo o epilepsia.
Otros alimentos, como el café, el chocolate y el alcohol alteran también la producción de los neurotransmisores. Y otros alimentos aumentan la producción de endorfinas, las moléculas orgánicas del bienestar, como el azúcar, la grasa, la sal y las especies.
El azúcar provoca ciclos repetitivos de hiperglucemia e hipoglucemia, con la consecuente sensación cíclica de energía y buen humor - falta de energía y mal humor.
Algunos nutricionistas, como Joshua Rosenthal en la Nutrición Integrativa, defienden que todo alimento tiene una incidencia en la mente: la carne nos vuelve más fuertes y agresivos si se toma en exceso y los carbohidratos tienen un efecto calmante y causan somnolencia en exceso. Joshua incluso cree que una persona adopta el carácter y el físico de su comida principal, así pues, por ejemplo, acaba pareciendo a una vaca si abusa de las hamburguesas.
El problema aparece cuando hay una dependencia a un cierto alimento, sea el gluten, la leche, la carne, el chocolate, el azúcar, el café o el que sea, ya que no somos capaces de controlar la ingesta de éste y cada vez necesitamos más cantidad para obtener el mismo efecto calmante, estimulante, etc., ya que todo alimento incide de alguna forma en la producción de neurotransmisores u hormonas, y el cerebro se vuelve menos sensible a éstos. Entonces el alimento se convierte en una droga, se toma en exceso y su efecto en el organismo y la mente es negativo. Curiosamente, los alimentos a los que existe mayor dependencia son aquéllos a los que existe también una intolerancia alimentaria.
Acabar con las dependencias, del tipo que sean, y evitar los alimentos intolerantes, siempre es difícil. Se puede empezar por buscar otra fuente de substancias del bienestar que no sea tan dañina. La práctica de un deporte, reír, escuchar música melodiosa, las olores agradables, hacer el amor, la meditación y rezar son actividades que se ha demostrado científicamente que liberan endorfinas. Pero otras actividades que la persona considere placenteras y que no sea dañina para la salud producen también seguramente el mismo efecto. Un psicoterapeuta siempre puede ayudar a superar estas dependencias. Otra solución es encontrar otros alimentos que reemplacen al que se quiere evitar. Por ejemplo, el garrofín para el chocolate, la chicoria para el café, la miel para el azúcar, leches vegetales para la leche de vaca, etc.
Las emociones afectan el cuerpo
Las emociones afectan el funcionamiento de nuestro cuerpo. Se dice popularmente que una mala noticia puede provocar un ataque al corazón, nos sonrojamos al tener vergüenza o simplemente lloramos por una gran pena.
La Dra. Mimi Guarneri en su libro “The heart speaks” habla de que estudios científicos han demostrado cómo factores como el estrés sin control, la depresión, la ansiedad, la autoestima y el respaldo del/la esposo/a son mejores indicadores que predicen los problemas físicos que la severidad de una enfermedad arterial coronaria. También se ha demostrado que la relación entre padres e hijos en la infancia es un predictor del riesgo de enfermedad de una persona adulta. La Dra. Guarneri dice que de sus pacientes le enseñaron que las enfermedades coronarias son físicas, espirituales y emocionales.
La explicación de esta relación entre estado psíquico y el corazón es que la depresión, la ansiedad, el estrés, etc., aumentan la producción de cortisol y adrenalina, las cuales elevan la presión arterial, afectan el ritmo cardíaco, alteran la coagulación de la sangre, elevan los niveles de insulina y de colesterol.
La Dra. Candance B. Pert describe en su libro “Molecules of Emotion” cómo realizó su gran descubrimiento: las substancias químicas que transportan las emociones, las cuales llama péptidos. Estos péptidos son producidos no sólo por el cerebro, como se pensaba anteriormente, sino que todos los órganos del cuerpo son capaces de producirlos y de recibirlos. Además, todos los sistemas del cuerpo se comunican entre ellos gracias a los péptidos y sus respectivos receptores. Así que “ya no se puede considerar que las emociones tengan menos validez que las substancias físicas, sino que debemos verlas como señales celulares que están involucradas en el proceso de traducir la información en realidad física, literalmente transformando la mente en materia. Las emociones son el nexus entre materia y mente”.
Lo que la Dra. Guarneri y la Dra. Pert no coinciden es en el papel de las emociones negativas. Mientras que para la primera éstas son causantes de enfermedades, para la segunda las emociones negativas son naturalmente necesarias, y es su inhibición, su bloqueo, el hecho de no exteriorizarlas y manifestarlas lo que produce enfermedades y lleva a ser infelices ya que al reprimir las emociones el flujo de péptidos es insuficiente para mantener la función a nivel celular. De esta forma los virus pueden penetrar más fácilmente en las células con receptores peptídicos libres, y las células cancerosas no son eliminadas por el sistema inmunitario ya que a éste le faltan las señales (los péptidos) que lo coordinan. Así que recomienda acudir a terapias de grupo, hablar con un amigo o con un familiar, escribir una carta, pintar, etc. para expresar las emociones. También la respiración que se realiza en los ejercicios de yoga y de meditación, el ejercicio físico y el orgasmo ayudan a evitar esta clase de bloqueos. “El cuerpo puede y debe ser curado a través de la mente, y la mente puede y debe ser curado a través del cuerpo”.
El Dr. Masaru Emoto demostró con su estudio sobre los cristales de agua, que el pensamiento permite incidir sobre la materia, de forma que las vibraciones negativas (sonoras o mentales) envenenan en agua, la cual constituye el 60-75% de nuestro cuerpo, mientras que la energía positiva la cura. Por lo tanto, aunque no siempre se puedan evitar las emociones negativas, se debe trabajar para reducirlas, o bien, expresarlas para hacerlas salir de nuestro cuerpo y liberarse de ellas.
A este fin, muchas terapias recomiendan evitar los problemas, alejarse de las personas con energía negativa. Con ello están fomentando el individualismo, el pensar sólo el bienestar de uno mismo, sin tener en cuenta el daño que puede causar a las personas que se encuentran alrededor. Pero por mucho que los evitemos, siempre llegan desgracias a todas las personas, porque no podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor, así que estas personas no consiguen nunca ser felices. Ello no quiere decir que no evitemos las desgracias y que busquemos la felicidad, pero hasta ciertos límites. La solución no consiste en evitar a todo precio la negatividad que viene del exterior, sino de se fortalecer interiormente para hacer frente a los problemas que la vida nos reserva y mantenerse "zen" ante las tempestades. Apreciar y dar gracias por lo que tenemos y ser fuertes física y mentalmente, con actitudes positivas, la práctica de una actividad espiritual y una buena nutrición, para afrontar los problemas que la vida nos depara, son las claves de la felicidad y la salud.
Una actitud positiva ante la vida, una sólida creencia en alguna religión, las alegrías y las buenas noticias pueden ayudar a curar una enfermedad. La Dra. Guarneri dice que se ha demostrado que el optimismo disminuye el riesgo de enfermedades del corazón. Reconoce que tener una actitud positiva no es fácil, y añade que una forma de cultivarlo es practicando la gratitud. También el perdón ayuda a reducir las emociones negativas. Dice que está científicamente demostrado que se produce una alteración en la actividad del cerebro así como cambios en el fluido sanguíneo durante la meditación y la oración. Esto podría explicar la relación entre la religión y los beneficios en la salud como una disminución de la presión arterial, de la ansiedad y una mejora de la sensación de bienestar general. Pero dice que todavía no se ha encontrado la explicación científica al hecho de que investigaciones han encontrado que los pacientes que recibieron la oración distante de sus queridos evolucionaron clínicamente mejor que aquéllos que no la recibieron. Menciona las palabras del Dr. Dossey “la ciencia médica no solamente no ha tenido la última palabra, a penas ha tenido la primera palabra sobre cómo el mundo funciona, especialmente cuando la mente está involucrada”.
Son innumerables las curaciones inexplicables desde el punto de vista de la medicina convencional, de remisión de cánceres espontáneos en fervientes creyentes o que en personas que han cambiado totalmente su vida. Por ello se ha producido la explosión en los últimos años de gran cantidad de terapias para mejorar la salud basadas en el buen humor o en la energía: risoterapia, musicoterapia, cromoterapia, zooterapia, abrazar árboles, reiki, etc.
Las emociones afectan la nutrición
¿Quién no ha perdido el apetito cuando se ha enamorado, le han comunicado una mala noticia o ha estado nervioso?
El estado emocional afecta también nuestra forma de alimentarnos. Muy a menudo se utiliza la comida como compensación por alguna situación desagradable en nuestra vida, o simplemente, por un déficit de alguna otra necesidad o fuente de alimento como persona, sea físico o emocional: amor, sexualidad, cultura, ejercicio físico, sueño, realización personal, ocupación, etc.
Así por ejemplo, el café nos mantiene despiertos cuando tenemos sueño, ya que la cafeina es un antagonista de la adenosina, el principal neurotransmisor del sueño. Se dice que el chocolate es el substituto del sexo ya se libera en ambos casos la misma hormona, la oxitocina. El alcohol se utiliza para evadirse de los problemas ya que debilita la glutamina, la está asociada al aprendizaje y la memoria y también para desinhibirse, ya que aumenta la serotonina; el azúcar da una sensación de bienestar y de energía pasajeros ante una adversidad o debilidad al liberar endorfinas, hormonas que bloquean el dolor y dan una sensación de bienestar, etc. Para acabar con el abuso de estos productos dañinos hay que encontrar cuál es la carencia emocional que se intenta compensar con la comida.
La comida que preparamos también se impregna de la energía del cocinero y de los métodos utilizados en el cultivo o cría, recolección y en la posterior preparación. Un cocinero enfadado infundirá una energía muy diferente a sus platos en comparación a un cocinero feliz. Un tomate que ha sido cultivado en una tierra fértil y tranquila, sin pesticidas y recogida a mano tendrá una energía muy diferente de un tomate que ha crecido en una tierra de cultivo intensivo y recolectado por un tractor, por no hablar de los organismos genéticamente modificados… Joshua Rosenthal cree que existe una nueva vitamina, la vitamina L que procede del amor (Love). La comida cocinada por alguien que te quiere bien tiene una energía y una nutrición especial más allá de los micronutrientes habituales de una simple comida. Por ello las comidas hechas por la abuela son tan buenas.
Incluso el ambiente donde comemos es importante. Como Joshua Rosenthal dice, cuando comemos pasamos a un estado receptivo y no sólo se absorben alimentos sino también todo lo que está pasando alrededor. Se debe comer en un ambiente jovial, relajado, con buena compañía, etc. De lo contrario, pueden aparecer problemas como las úlceras de estómago, el síndrome del colon irritable, etc.
Conclusión:
Los péptidos son las moléculas que materializan las emociones en el cuerpo físico. Estos péptidos deben fluir libremente por el cuerpo. Pero cuando los péptidos son alterados, bloqueados, se producen enfermedades. Este bloqueo puede proceder, como la Dra. Pert defiende, de una inhibición de la expresión de las emociones, pero como el Prof. Reichelt descubrió, también los péptidos procedentes de la incorrecta digestión del gluten y la caseina perturban la correcta comunicación de estas substancias. El chocolate, el café, el alcohol y el azúcar también perturban la producción de ciertos péptidos y neurotransmisores. Y por supuesto, las drogas y los medicamentos antipsicóticos.
Algunas personas creen que las enfermedades están causadas por conflictos o choques emocionales, otros creen que son meramente físicas. Lo que sí es cierto es que sea de un tipo o de otro, una alimentación sana y adecuada a la persona fortalece la persona física y psicológicamente, permite que la afectación de los problemas psicológicos y de los ataques físicos (tóxicos, virus, bacterias, etc) sea mucho menor. De la misma forma, una alimentación mental y espiritual sana incidirán en una mayor resistencia física y psicológica.
Para acabar, unas palabras de Joshua Rosenthal: “The more you live in balance, respecting nature and yourself, the more likely you will be in the right place at the right time, all the time. People will call you lucky and you may think it’s simply coincidence, but the truth is that you are aligning yourself with the natural order of everything”.