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Determinando nuestra dieta natural, 2a parte

Saturday 23 January 2016

Este artículo trata de explicar cuál es la dieta natural de las personas humanas teniendo en cuenta nuestra fisiología, nuestra psicología y nuestra anatomía.
Esta información ha sido originalmente escrita por el Dr. Douglas N. Graham en su libro “The 80/10/10 Diet”, y ha sido parcialmente traducida en Higienismo Frugal  y en libro “La Dieta Vibrante” del Dr. David Klein.




 

Evidencia de nuestra dieta natural desde el punto psicológico, fisiológico y anatómico

¿Cómo se determina la correcta alimentación de una criatura? Vamos a suponer que usted cogiera un bebé de cualquier animal y no tuviera ni idea que es o que se supone que come. Quizás es un regalo de una tierra extranjera. ¿Sabríamos como alimentarlo?
La respuesta es relativamente simple. Todo lo que usted tendría que hacer es ofrecer a la criatura diferentes tipos de alimentos en su estado entero, natural. Por lo cual fue diseñado, eso comería. Probablemente ignoraría los otros artículos ya que no los consideraría como alimento.
La misma técnica emplearíamos con un niño. Ponga al niño en un cuarto con un cordero y un plátano. Siéntese y observe con que juega y que come. Podemos estar plenamente seguros de los resultados. Inténtelo de nuevo con grasas frente a frutas ofreciendo una opción (natural, crudo, sin sal) frutos secos, semillas, aguacates, o aceitunas en una mano y cualquier fruta fresca dulce sobre el otro. De nuevo, podemos estar seguros que el niño escogerá la fruta dulce.
Nuestras premisas para decidir qué alimentos son adecuados como dieta natural son: Que la madre naturaleza, esto es, el conjunto de todos los factores e influencias bajo las que vivimos en la naturaleza, nos sirvió bien al principio, mientras que prosperamos y alcanzamos nuestra alta posición en medio de ella; por lo tanto aquello que era bueno para nosotros en ese entonces, sigue siendo bueno para nosotros ahora, en vista de que seguimos siendo estructural, y fisiológicamente iguales a como éramos durante la mayor parte de nuestra estadía como humanos en la naturaleza; que todavía podemos, dentro de nuestro contexto moderno, suplirnos con alimentos naturales de manera sustancial y significativa; y que también podemos encontrar, intencionadamente, los otros requerimientos de la vida en nuestro contexto moderno. 
 

¿Somos carnívoros?

Nuestra anatomía, fisiología, bioquímica y psicología indican que no somos carnívoros. Decir que los carnívoros comen carnaza o carne fresca no retrata con precisión dichas criaturas. Los animales que viven de otros animales comen la carne cruda, directamente del cadáver, con gusto. Los carnívoros consumen la mayor parte del animal, no simplemente la carne, comen los músculos así como los órganos, y bebiendo a lengüetadas la sangre caliente, fresca y otros fluidos corporales con entusiasmo. Les encantan las tripas y su contenido parcialmente digerido. Aplastan, arrancan y comen los pequeños huesos y su tuétano, así como el cartílago (colágeno o cartílago).
Los perros, por ejemplo, requieren mucho más calcio que los humanos, para el animal la carne es extremadamente ácida. El calcio (un mineral alcalino) en sangre y huesos compensa los ácidos de la carne. También requieren mucha más proteína que los humanos.
Cuando usted nota el vigor con el cual los perros devoran animales enteros, puede estar seguro que su alimentación es deliciosa para ellos Ponga un niño en un cuarto con un cordero y un plátano, nota que él juega cuando él come.
A la mayor parte de nosotros nos gustan los animales como prójimos sobre la Tierra. No salivamos con la idea de aplastar la vida de un conejo con nuestros dientes y manos desnudas, y el pensamiento de comer un animal recién matado es repulsivo.
Nosotros seguramente no disfrutamos masticando huesos, cartílago, entrañas, pedazos de grasa cruda, carne, el pelo y los bichos que inevitablemente los acompañan. No podemos imaginarnos bebiendo ruidosamente la sangre caliente, manchándonos por todas partes nuestras caras, manos, y cuerpos.
Estos comportamientos son ajenos a nuestra disposición natural y en realidad son de enfermos.
Las vistas y los olores del matadero y de una carnicería son de muerte. Muchas personas los encuentran indeciblemente detestables. Los mataderos son tan desagradables a la mayoría de la gente que no está permitido visitarlos.
Incluso los empleados encuentran que el matadero condiciona estar en paz consigo mismos. Los mataderos tienen el mayor índice de rotación de empleo de la industria. El comer carne no cabe en nuestros conceptos de bondad y compasión. No hay nada de humano el matar a otra criatura.
Matamos nuestros animales por poderes, encontrando el cadáver real o el cuerpo como algo repugnante. La mayoría de adultos conviene que si ellos tuvieron que matar animales para comer, no comerían carne nunca más. Disfrazamos la carne de animal comiendo sólo pequeños cortes del músculo y algunos organos.
Incluso entonces, preferimos cocinarlos y camuflarlos. Disfrazamos la realidad de la carne cambiando los nombres de los productos de alimentación para que sea algo más aceptable. No comemos la vaca, el cerdo, o la oveja, más bien comemos la carne del cordero, la carne de cerdo, el jamón, buey, filete, y ternera. No hablamos de comer sangre o linfa, pero nosotros salivamos pensando en un filete “jugoso”.
Cuando sopesamos las evidencias, vemos que existen demasiados puntos en fisiología, anatomía, estética, y psicología en nosotros que tomen en consideración seriamente la idea de que fuimos diseñados para comer la carne.

Esta es la lista incompleta de las diferencias principales entre humanos y criaturas carnívoras:
  • Caminar: Tenemos dos manos y dos pies, y andamos erguidos. Todos los carnívoros tienen cuatro pies y realizan su locomoción con los cuatro.
  • Colas: Los carnívoros tienen colas.
  • Lenguas: Sólo los animales realmente carnívoros tienen las lenguas rasposas (asperas). El resto de criaturas tienen lenguas lisas.
  • Garras: Nuestra falta de garras hace que para rasgar la piel o arrancarla sea sumamente difícil. Poseemos uñas mucho más débiles, planas.
  • Pulgares: Nuestros pulgares nos hacen sumamente hábiles para recoger una fruta en cuestión de unos segundos. La gente encuentra el proceso fácil. Todo lo que tenemos que hacer es cogerla. Las garras de los carnívoros pueden coger la presa y rasgarla en unos segundos. Nosotros no podemos coger y rasgar la carne de la resistente piel de un ciervo con las manos desnudas como el oso, al igual que un león no podría coger mangos o bananas.
  • Nacimientos: La gente por lo general tiene un solo niño. Los carnívoros tienen camadas.
  • Forma del Colon: Nuestros cólones intrincados son bastante diferentes en el diseño frente a los colones lisos de animales carnívoros.
  • Longitud intestinal: Nuestros tubos digestivos miden aproximadamente 12 veces la longitud de nuestros torsos (aproximadamente 30 pies). Esto permite la absorción lenta en de azúcares y otras sustancias nutritivas de la fruta. Por el contrario, la vía digestiva de un carnívoro es sólo 3 veces la longitud de su torso. Esto es necesario para evitar la putrefacción o la descomposición de carne dentro del animal. El carnívoro depende de secreciones sumamente ácidas para facilitar una digestión y absorción rápidas en su corto tubo. De todos modos la putrefacción de proteínas y el rancio de las grasas son evidente en los excrementos.
  • Glándulas mamarias: Los múltiples pezones en los abdómenes de los carnívoros no coinciden con el par de glándulas mamarias de los humanos.
  • Sueño: los humanos estamos dos tercios de nuestro círculo horario de 24 horas activos, Los carnívoros duermen de 18 a 20 horas diariamente, o más.
  • Tolerancia bacteriana: los carnívoros pueden digerir bacterias que podrán ser mortales para los humanos, como el que causa el botulismo.
  • Transpiración: los humanos transpiramos a través de los poros de todo nuestro cuerpo. Los carnívoros solo transpiran a través de la lengua.
  • Visión: Nuestro sentido de visión responde al máximo el espectro de color, haciendo posible distinguir a distancia una fruta madura de una inmadura. Los carnívoros no ven el color pleno.
  • Tamaño de la comida: La fruta está en la escala de nuestras exigencias alimentarias. Unos pedazos de fruta son bastante para hacer una comida. Los carnívoros se comen el animal entero cuando lo matan.
  • Bebida: Si tenemos que beber el agua, podemos aspirarla con nuestro labios, pero no podemos beberlo a lengüetadas. Las lenguas de los carnívoros sobresalen para que ellos puedan beber a lengüetadas el agua cuando ellos necesitan beber.
  • Placenta: Tenemos una placenta de discoidal, mientras que los carnívoros tienen placentas zonales.
  • Vitamina C: Los carnívoros fabrican su propia vitamina. Para nosotros, la vitamina C es una sustancia nutritiva esencial que debemos conseguir a través de nuestro alimento.
  • Movimiento de mandíbula: Nuestra capacidad de moler nuestro alimento es única en los “comedores de plantas”. Los “comedores de carne” no tienen ningún movimiento lateral en sus mandíbulas.
  • Fórmula Dental: Los mamíferos usan un sistema llamado “fórmula dental ” para describir la ubicación de los dientes en cada cuadrante de la mandíbula. Se refiere al número de incisivos, colmillos, y muelas en cada uno de los cuatro cuadrantes. Empezando desde el centro y siguiendo hacia fuera, nuestra fórmula, y los de la mayor parte de antropoides, es 2/1/5. La fórmula dental para carnívoros es 3/l/5-a-8.
  • Dientes: Los molares de un carnívoro son puntiagudos y agudos. Los nuestro son planos, para triturar alimento. Nuestros dientes “caninos” no tienen ninguna semejanza a colmillos verdaderos. Tampoco tenemos la boca llena de ellos, como tiene un carnívoro verdadero. Me recuerdan de una de las réplicas favoritas de Abraham Lincoln: ” Si ¿usted contó la cola de una oveja como una pierna, cuántas piernas tendría esto? ” Invariablemente, la gente contestaría, “cinco”. Al cual Lincoln respondió: ” Sólo cuatro, una cola no hace una pierna “
  • Tolerancia a las grasas: Procesamos bien pequeñas cantidades de grasa. Los carnívoros prosperan con una dieta alta en grasas.
  • PH de la saliva y la orina: Todas las criaturas que comen plantas (incluyendo la gente sana) mantiene la saliva y la orina alcalina la mayor parte del tiempo. La saliva y la orina de los carnívoros, sin embargo, son ácidas.
  • Dieta pH: Los carnívoros prosperan sobre una dieta de productos de alimentación que forman ácido, mientras que tal dieta es mortal en humanos, con una amplia variedad de enfermedades. Nuestros productos de alimentación preferidos son todos los de formación alcalina.
  • PH ácido en el estómago: El nivel de ph del ácido hidroclórico en el estómago de los humanos tiene rangos sobre 3 a 4 o más alto pero bajar hasta 2.0. (0 = el más ácido, 7= neutro, 14 = el más alcalino). El ácido del estómago de los gatos y otros carnívoros puede estar en el 1 y por lo general estar en el 2. Como la escala de pH es logarítmica, esto significa que el ácido del estómago de un carnívoro es al menos 10 veces más resistente que el de un humano y puede ser 100 o hasta 1,000 veces más resistente.
  • Uricasa: Los carnívoros verdaderos secretan una enzima llamada uricasa que metaboliza el ácido úrico de la carne. Nosotros no secretamos ninguno y debemos neutralizar este ácido tan fuerte con nuestros minerales alcalinos, principalmente el calcio. Los cristales de calcio y ácido úrico que se forman debido al consumo de carne, son uno de los causantes de la gota, artritis, reumatismo, y bursitis.
  • Enzimas digestivas: Nuestras enzimas digestivas están generadas para hacer más fácil la digestión de fruta. Producimos ptyalina-también conocida como amilasa salival que inicia la digestión de fruta. Los animales que comen carne no producen ninguna amilasa y tienen proporciones de enzimas digestiva completamente diferentes.
  • Metabolismo del azúcar: La glucosa y fructosa en frutas abastecen de combustible nuestras células sin que nuestro páncreas haya de filtrar (a no ser que nosotros comamos una dieta alta en grasas). Los carnívoros no manejan bien los azúcares. Son propensos a la diabetes si ellos comen una dieta en la que es predominada la fruta.
  • Flora intestinal: Los humanos tienen colonias diferentes flora bacteriana viviendo en sus intestinos, como la que encontramos en los carnívoros. Algunos son similares, como lactobacillus y e. coli pero están en proporciones diferentes.
  • Tamaño del hígado: Los carnívoros tienen hígados proporcionalmente más grandes en comparación a su tamaño que el de los humanos.
  • Limpieza: Somos los más particulares de todas las criaturas en el tema de la limpieza de nuestro alimento. Los carnívoros son los menos exigentes, y comen suciedad, bichos, ruinas orgánicas, etc.
  • Apetito Natural: Nuestras bocas salivan con la vista y los olores en los mercados de fruta. Es comida viva, la fuente de nuestro sustento. Pero el olor de animales por lo general nos echa para atrás Las bocas de los carnívoros salivan al ver la presa, y ellos reaccionan al olor de animales como un alimento.
 

 ¿Somos herbívoros?

Los herbívoros son consumidores naturales de herbaje, como el pasto, las hierbas, las hojas y los tallos. ¿Te agrada la idea de andar por la naturaleza en busca de pasto, hojas y hierbas? ¿Son ese pasto y esa hierba atractivos para tu vista, tentadores para tu olfato y estimulantes para tu paladar? 
Claramente son repulsivos para ti por la simple razón de que no pueden satisfacer tus necesidades. No secretas celulasa u otros enzimas que descomponen estas plantas como los herbívoros. Por lo tanto no puedes satisfacer con ellas tu principal necesidad de azúcares simples, que son tu combustible primario. Más bien, el procesamiento y problemas causados por su ingesta ocasionan una pérdida de energía. 
Los hombres consumen cierta vegetación como lechuga, apio, los miembros de la familia del repollo (kale, col, col forrajera, repollos de Bruselas, coliflor, brócoli, col china, etc...), espinaca y uno que otro vegetal con hojas. Pero, sencillamente, así como están en la naturaleza, estos vegetales no llaman realmente nuestros sentidos, aunque podemos cultivar (pervertir) un gusto por muchos de ellos. Al menos el coliflor y el brócoli sí aportan algunas calorías, y todos aportan, después de digeridas, proteínas, minerales, vitaminas y algunos ácidos grasos esenciales. Pero si obtenemos suficientes de estos nutrientes de nuestros alimentos naturales, entonces no es necesario obtenerlos de plantas que no comemos crudas con un deleite muy profundo. 
Si tuviéramos que depender exclusivamente de la vegetación para nuestra nutrición, nos ajustaríamos un poco pero, con toda probabilidad, moriríamos lentamente de inanición, pues el aporte calórico es muy pequeño o negativo. Mientras la cocción destruye la mayoría de los abundantes nutrientes, también descompone la celulosa, la fibra y otros componentes en valores calóricos útiles. 
¡Admitámoslo! Aunque incluiremos los vegetales en nuestra dieta, no somos comedores naturales de vegetales. Obviamente no somos herbívoros. 
 

¿Somos mamadores de leche animal?

Dudo que los humanos en cuaIquier momento mamaran de vacas, cabras, yeguas, camellos, ovejas, o cualquier otro animal directamente. Y, obviamente, la idea de hacer esto es repulsiva a nuestro parecer.
A pesar de que podemos vivir de leches (Algunos africanos como los Masai viven sustancialmente de leche y sangre, reduciéndose a un estado parasítico), estas no son por ninguna razón alimentos naturales para nosotros. El hábito de tomar leche regularmente solo tiene unos cuantos cientos de años con la excepción de ciertos pueblos africanos y árabes. Tomar leche es patógeno. Si la leche y sus productos fueran descontinuados hoy, millones de personas dejarían de sufrir enfermedades e incapacidades en poco tiempo. De hecho, si tan solo estos fueran eliminados, los hospitales de vaciarían y las salas de espera de los doctores estarían mayormente desocupadas. 
El tomar leche es también una acción protocolaria. Si tuviéramos que tomar leche directamente de las ubres de los animales por succión, estoy seguro de que todos descartaríamos la leche sin pensarlo dos veces.
 

¿Somos granívoros?

Ser granívoro significa alimentarse de hierbas y sus semillas. Aunque a los comedores de hierbas se les llama herbívoros, a los comedores de estrictamente granos se llaman granívoros. Muchas aves en la naturaleza viven de semillas de hierbas, tales como el trigo, el centeno, la cebada, la avena y el arroz, que fueron desarrolladas por el dominio y alteración de la naturaleza por parte de los hombres, solamente hace unos 10.000 años. Hay miles de granos diferentes que existen en toda la extensión de la naturaleza. 
En la naturaleza todos rechazaríamos las semillas como alimento. En primer lugar, crecen en una forma que no pueden ser masticados ni digeridos. Los pájaros que comen granos poseen un “moledor” en su molleja y estómagos donde los granos germinan, convirtiéndolos en digeribles.
Nosotros rechazaríamos todas las semillas como elementos de la dieta en la naturaleza. Primero, están en una condición en la que no las podemos ni masticar ni digerir. Al ser altas en almidones, nos atragantamos con una o dos cucharadas. Puedes tratar de comerte un bocado de bayas de trigo sin pelar, como tendrías que comértelas en la naturaleza. No funcionaría para nosotros. Si te comieras una cucharada llena de harina cruda hecha de granos cereales, te atragantarías. 
La única forma que podemos comer granos es recogiéndolos mecánicamente, refinando, cocinando, etc., lo cual los hace más agradables, pero también más patogénicos. Los carbohidratos complejos requieren un gran esfuerzo digestivo para descomponerlos.
Como los granos cereales no nos atraen, tientan, ni provocan en su estado natural, podemos rechazarlos como alimentos naturales para el humano, aunque la mayor parte de la raza humana consume granos hoy en día. Por lo tanto, no somos graminívoros naturales. 
 

¿Somos comedores naturales de tubérculos y raíces? 

Los animales que cavan en busca de raíces o tubérculos tienen hocicos. Como la mayoría de los tubérculos son feculentos, los comedores de raíces segregan una plétora de enzimas descomponedores de almidones, mientras que los humanos segregan solo uno de esos enzimas, la amilasa, en cantidades muy limitadas. Los humanos aborrecen la tierra, y son bastante quisquillosos a la hora de comer cualquier cosa cubierta de tierra o incluso del color del barro. Los cerdos y otros cavadores tienen mucha tierra en sus cuerpos. Sin herramientas, los humanos son excavadores muy malos. No tienen motivación para hacerlo ya que no hay alimentos bajo la tierra que, en su estado natural, complazcan nuestro paladar. Los humanos pueden manejar pocas cosas que vienen del suelo en su estado natural. Algunas raíces, como los nabos, batatas, ñames, chrivías, zanahorias, cacahuates y remolachas se pueden comer crudas. Hoy en día, sin embargo, prácticamente ninguna de ellas se come cruda sola. En la naturaleza estaríamos obligados a hacerlo sin herramientas y nos las tendríamos que comer crudas o no hacerlo. En nuestro hábitat natural de plenitud, podemos estar seguros de que las raíces que el humano puede manejar sin herramientas recibirían muy poca atención como comida. En vista de las consideraciones, podemos descartar a los humanos como comedores de raíces naturales.

 

¿Somos comedores de semillas y nueces? 

En la naturaleza no hay duda de que los humanos consumían algunas nueces. Aun así, nuestra habilidad de sacar las nueces de sus cáscaras duras es limitada. No tenemos dientes afilados y toneladas de presión por mordida o poder en las mandíbulas como las ardillas. Los humanos pueden abrir ciertas nueces con sus dientes. Muy pocos humanos en su versión degenerada de hoy en día pueden hacerlo, pero la mayoría de las nueces pueden ser abiertas con buenos dientes y un par de mandíbulas fuertes. Incluso unas manos lo suficientemente fuertes pueden romper nueces, si se toman al menos dos y se aprietan una contra la otra. 
La mayoría de las nueces son deliciosas para nosotros en su estado crudo. Desafortunadamente, pero nuestra habilidad para manejar las nueces es más bien pobre. Las nueces que saboreamos están en un estado de almacenamiento, o sea, como grasas, proteínas y almidones. 
La digestión de las nueces en ácidos grasos, aminoácidos, y glucosa es un interminable proceso, que generalmente suele tardar varias horas. La cuestión de si consumíamos nueces o no en la naturaleza no supone una gran diferencia hoy en día. La mayoría de nosotros consume nueces, pero desventajosamente, como comida cocinada. Las proteínas y grasas calentadas son bastante patógenas, sí, incluso carcinógenas. Las nueces deberían ser consumidas crudas, o no ser consumidas en absoluto. 
Técnica y botánicamente, las nueces son frutas. Yo no me creo eso, ya que la palabra fruta en realidad significa producto o resultado. Las frutas son en realidad los mesocarpos de paquetes de semillas que las plantas creaban específicamente como un producto para ser consumido por un simbionte biológico que como consecuencia tiraría y esparciría las semillas. Las nueces fueron creadas por las plantas para la difusión y esparcimiento por otros métodos. Todas las nueces son semillas. La mayoría de las semillas están en una forma de almacenamiento para sobrevivir las inclemencias de los elementos climáticos y arrollantes para que puedan ser útiles a la hora de perpetuar su especie. Las nueces, sin embargo, tienen protección extra ya que tienen sus duras cáscaras leñosas, mientras las semillas tienen solo una capa fibrosa como protección. Tanto las nueces como las semillas están provistas con nutrientes suficientes para iniciar y sostener un cierto crecimiento mínimo de la planta. Podemos beneficiarnos de esos nutrientes, pero si comemos más de dos o tres onzas, es probable que obtengamos más proteínas y grasas de las que podemos manejar fácilmente. 
Las nueces y semillas fueron creadas por las plantas no para ser consumidas, sino más bien para la reproducción. El que algunos animales se hayan adaptado a su consumo no ha sido un asunto bidireccional como con las frutas, donde la ayuda fue y sigue siendo definitivamente mutua. Hay muchos tipos de semillas, pero son las legumbres, granos, hierbas, nueces y las semillas de las frutas las más destacadas. En su estado natural los humanos pueden arreglárselas con muy pocas de estas semillas.
 

¿Somos comedores de alimentos fermentados y podridos? 

Prácticamente todos los Estadounidenses comen sustancias fermentadas o putrefactas a las que llaman comida. Cuando las grasas se oxidan y descomponen, se vuelven rancias y repulsivas. Los carbohidratos se fermentan y las proteínas se pudren al ser descompuestos por bacterias y hongos. 
Es extraño que botemos las uvas fermentadas, pero tomamos el producto de su fermentación llamado vino. Aún más raro, la mayoría de los Estadounidenses consumen con gusto algo que nunca ocurriría en la naturaleza, un producto patógeno putrefacto llamado queso. El queso representa casi todos los productos de descomposición en un solo paquete: grasas rancias, proteínas putrefactas y productos de la fermentación. 
La fermentación bacterial y fúngica produce alcohol, vinagre (ácido acético) y ácido láctico, junto con otros subproductos de metano y dióxido de carbono. Las proteínas, descompuestas primariamente por bacterias anaeróbicas, aunque también por hongos y bacterias aeróbicas, tienen como productos de su descomposición las tomaínas (putresceína, cadaverina, muscarina, ptomatropina, neurina y algunos otros compuestos tóxicos), índoles, leucomainas, escatoles, mercaptanos, amoniaco, metano, ácido sulfhídrico y otros compuestos tóxicos. Solo necesitas mirar un buen diccionario y verás lo venenosos que son estos productos. Y aun así los estadounidenses comen millones, y hasta miles de millones de kilos de queso al año. 
El queso se fabrica tomando la porción de caseína de la leche, y haciéndola pudrirse con ciertos tipos de bacterias que producen sustancias que mucha gente ha llegado a querer. Y todos estos venenos que entran en el cuerpo causan nada menos que enfermedades, incapacidades y debilidad. Tumores y cáncer son frecuentemente, lo que resulta. 
Los humanos consumen muchos productos fermentados, rancios y putrefactos. La mayoría de ellos son derivados de la leche y algunos otros son derivados de los granos (especialmente el alcohol), frutas (los vinos y algunos vinagres), legumbres (especialmente la soya y su montón de productos putrefactos derivados), y carnes descompuestas. 
Como los humanos no podían consumir productos descompuestos en la naturaleza sin usar herramientas y contenedores, podemos clasificarlos como no naturales.
 

¿Somos frugívoros? 

¿Somos una especie de comedores de fruta? ¿Disfrutarías en la naturaleza las uvas, melones, bananos, manzanas, ciruelas, naranjas, mangos, aguacates, tomates, higos, bayas y los miles de frutas que quedan? ¿Atraerían las frutas tu vista, disfrutarías su olor, serían una delicia para el gusto en su estado natural, maduro y crudo? ¿Preferirías cualquier cosa que hay en la naturaleza a una jugosa y dulce sandía? 
El hombre siempre ha tenido una aventura sentimental con las frutas. A pesar de todas sus perversiones, siempre ha continuado disfrutando las frutas. Las frutas son el alimento natural del humano, y la única categoría alimenticia perfectamente adecuada a sus facultades. Esto no significa que debamos comer frutas total y exclusivamente en las circunstancias presentes, pero sí significa que, en la naturaleza, son todo lo que comíamos. Esto está atestiguado por evidencia antropológica descubierta por científicos, especialmente por el Dr. Alan Walker, de la universidad de John Hopkins. 
Claramente, las frutas te gustan en su estado crudo sin importar cómo tu cultura o circunstancias te dispongan para comer. Tus instintos siguen vivos y sanos a pesar de las perversiones. Muchos mitos se han armado alrededor de las frutas. Pero como frugívoro, puedo ofrecerles una nueva dieta a aquellos que piensen que no somos tontos. 
Los llamados nutricionistas son criaturas entrenadas con métodos dictados por el comercio de la carne, los granos, y la leche. Estos comercios son parte de los intereses comerciales dominantes que definen qué se enseña en nuestras instituciones educativas, desde el jardín hasta las universidades. Los nutricionistas son entrenados como focas para repetir la propaganda que hace que la gente consuma los productos de sus amos, y son los cinco grupos alimenticios la principal arma comercial puesta a su disposición para servirles. Claro, hay nutricionistas y dietistas renegados que se han opuesto a los cuatro básicos, excepto por la categoría de las frutas y vegetales. Y la mayoría de los nutricionistas están incluso avergonzados de la quinta categoría y no la mencionan junto con las cuatro básicas, a pesar de que está en los libros. 
La quinta categoría consiste de lo que se puede llamar generalmente como “alimentos accesorios” tales como los aceites, siropes, tentempiés, azúcares, vinos, salsas, condimentos, mermeladas, conservas, etc... A pesar de que los fabricantes de este sistema nos dicen que deberíamos ingerir las cinco categorías diariamente, para que puedan vender sus productos comerciales, los nutricionistas y dietistas no son propensos a difundir esta parte de la propaganda, aunque la incluyen generosamente en sus recetas. 
Mientras que algunos nutricionistas y dietistas alaban las frutas y vegetales, siguen tratando de caprichosos y matasanos nutricionales a aquellos que nos enseñan nuestra dieta biológicamente correcta. Sin embargo, incluso aquellos que me cuestionan severamente deben admitir que, estéticamente, comerían poco más que fruta en la naturaleza, y que los humanos son fugívoros naturales. 
Todos los criterios anteriormente mencionados como requerimientos de nuestros alimentos naturales son copiosamente cumplidos por las frutas. Básicamente, estas están repletas con nuestras necesidades nutricionales en prácticamente todas las proporciones en las que las necesitamos. Somos simbiontes biológicos de las plantas productoras de frutas, y en la naturaleza comeríamos pocas cosas aparte de frutas. A pesar de todo esto, no tiene nada malo comer vegetales de hojas verdes, tallos, y sus jugos frescos en su estado natural y crudo. Incluso cocinar conservativamente, o hacerlo al vapor, algunos tubérculos, tallos, raíces, bulbos y legumbres y granos seleccionados (preferiblemente germinados), no es suficientemente nocivo como para hacer algún daño serio a nuestra salud. Claro, hay algunos resultados tóxicos al comer toda esta comida. Estamos mejor sin ella. Pero, repito, no hay un gran daño producido al comerlas, comparado con lo que resulta de consumir comida convencional. 
El Dr. Bruce Ames de la universidad de California, Berkeley, ha creado un catálogo de venenos en los vegetales y publicó un artículo extensivo en el número del 23 de Septiembre de 1983 de la Revista Science. Ninguna acusación de tóxicas a las frutas ha sido ni puede ser hecha. Casi todos los vegetales fueron incluidos. Todos fueron parte del mismo estudio. Los humanos están biológicamente equipados para manejar la mayoría de las frutas. 
Cuando están maduras, las frutas convierten sus carbohidratos en glucosa y fructosa, azúcares simples que podemos usar sin digestión previa. Sus enzimas convierten sus proteínas en aminoácidos y sus grasas en ácidos grasos y glicerol. Por lo tanto, cuando comemos frutas, lo único que tenemos que hacer es saborearlas. Los mesocarpios de las frutas, o sea, la parte que se consume, fueron específicamente compuestos para atraer simbiontes biológicos. Las frutas satisfacen sus necesidades casi idealmente con nutrientes predigeridos. Para los humanos ningún otro alimento se compara con las frutas en cuanto a suplir todas las necesidades, incluyendo, claro, nuestra necesidad de comida que eleva el alma. 
Estoy seguro que estarás de acuerdo con que, en la naturaleza, las frutas serían tu principal alimento. 
 

¿Somos comedores de grasas? 

En la naturaleza hay pocas grasas que podemos comer en cualquier cantidad sin violar nuestra disposición biológica. Los aguacates y durianes proporcionan grasas predigeridas cuando están maduros. Los cocos proveen grasas como monoglicéridos/gliceroles antes de volverlas triglicéridos para ser almacenados. Los cocos son, por lo tanto, en su estado gelatinoso, fáciles de digerir, pero cuando maduran y se endurecen son casi imposibles de digerir. 
El brócoli y la coliflor tienen una cantidad considerable de ácidos grasos en un estado fácil de usar cuando se comen en su estado crudo y fresco. Sin embargo, tienen algunos compuestos de azufre tóxicos. Obtenemos grasas predigeridas adecuadas a nuestras necesidades de ácidos grasos de las frutas. Comerse un aguacate o algunas nueces y semillas ocasionalmente es bastante satisfactorio. Aquellos que subsisten mayormente de grasas no les va muy bien, los esquimales por ejemplo, viven muy poco. Consumen aproximadamente 200 gramos, o sea más o menos 1.800 calorías en grasa al día. Su corta vida es, sin embargo, más probablemente debido a su alto consumo de proteína más que al consumo de grasa. Consumen aproximadamente 200 gramos de proteína al día, adicional a su consumo de grasa, lo cual pone una gran carga en sus órganos, especialmente en el hígado y los riñones. Por las propiedades acidificantes de las proteínas metabolizadas, los esquimales pierden sus dientes a edades tempranas y sufren osteoporosis de una manera bastante severa. Los esquimales son comedores de grasas y proteínas animales, primariamente derivadas del pescado. Cabe señalar que, durante la cosecha de bayas, se dice que los esquimales no comen nada más, durante el corto tiempo en el que maduran. 
Biológicamente no somos una especie de comedores de grasas, sino comedores incidentales de grasas. En las frutas maduras que tienen mucha grasa esta se encuentra predigerida, de manera que la podamos procesar fácilmente. En las otras presentaciones en las que viene la grasa, esta requiere horas para ser digerida; lo cual es bastante extraño en las frutas, para las cuales estamos mejor adaptados. Las grasas pueden permanecer en el intestino delgado por varias horas, hasta que la bilis es segregada por el hígado para emulsificarlas y exponerlas así a las lipasas, que a su vez las descomponen en monoglicéridos (ácidos grasos) y gliceroles. 
Juzgo que no somos una especie comedora de grasa, excepto de aquella incidentalmente puesta a nuestra disposición frutariana. 
 

¿Somos comedores de proteína? 

Escuchar a los exponentes del negocio de la carne te puede hacer creer que estamos en peligro inminente de enfermarnos y morir si no comemos carne tres veces al día. La verdad es que comer carne tres veces al día va a causar precisamente aquellas condiciones a las que estamos enseñados a temer si no lo hacemos. No tenemos peligro de deficiencia proteica en absoluto, a menos que estemos comiendo una dieta 100% cocinada. En cambio, estamos en grave peligro si comemos proteína cocinada. A las temperaturas de cocción normales, las proteínas se coagulan, desaminan, y oxidan en gran manera. Los materiales nitrogenados son suelo fértil para las bacterias putrefactivas. Las porciones de carbohidratos de las proteínas cocinadas son útiles como valor calórico, pero igual presentan los problemas que suponen los carbohidratos cocinados. 
Si tenemos que consumir proteínas, debemos comerlas crudas para que estas presenten todos sus beneficios, pero las proteínas propiamente dichas no son creadas como comida. Son creadas por la vida animal y vegetal como componente de organismos, semillas, huevos, etc... de modo que la mayoría de las proteínas en la naturaleza tienen compuestos tóxicos protectores, mientras las nueces y la familia de las legumbres tienen factores antienzimáticos, 
Los huevos contienen avidina y las semillas de los duraznos, manzanas y muchas otras frutas tienen ácido cianhídrico; y los humanos no segregamos los enzimas para rechazar o descomponer estas sustancias tóxicas. 
¡De las frutas obtenemos tanta proteína como la que hay en la leche materna que se toma un bebé en pleno crecimiento! Las proteínas en las frutas incluso vienen predigeridas igual que otros de sus componentes. Hay muchos alarmistas que nos advierten de las deficiencias proteicas de las frutas, y muchas otras presuntas carencias. Si nos desarrollamos en la naturaleza con las frutas hasta nuestro alto estado, como lo han descubierto los antropólogos, entonces las deficiencias reales están en las ideas de aquellos que las proclaman. Su evidencia es basada generalmente en investigaciones con especímenes enfermos, especialmente aquellos con impedimentos metabólicos y asimilativos. Su pensamiento está basado desde puntos de vista de enfermedad más que de salud; desde una modalidad y mentalidad de curar, antes que desde una corrección de las prácticas patógenas. Al decir que nuestros alimentos naturales son deficientes, están proclamando al mismo tiempo un descuido de la naturaleza. O, en efecto, diciendo: “Dios, cometiste un terrible error al proveer para nosotros estos alimentos y en especial al hacernos golosos.” Advocar el consumo de proteína y más proteína a sabiendas, por tus propias investigaciones y conocimientos, de que la proteína será cocinada y que contribuirá a producir patología grave, no es nada menos que criminal. 
Una consideración más: Si comiéramos solo proteínas en su estado crudo rápidamente caeríamos en la enfermedad ¡y tal vez hasta sucumbiríamos a la muerte! ¿Por qué? Porque varios aminoácidos necesitan del 60% al 137% de su potencial enérgico para ser desaminados y utilizados, cuyo resultado neto sería la inanición. Esta es una razón por la que los obesos pierden tanto peso en las dietas de proteína. Y la intoxicación que resulta de la putrefacción es la razón por la que tantos de los que sostienen estas dietas se enferman, con algunas muertes. 
¿Somos comedores de proteínas? ¡Enfáticamente, no! 
 

¿Somos comedores de almidones? 

Para juzgar esta pregunta no te pediré que hagas lo imposible, por ejemplo, toma un puñado de semillas de hierba (suponiendo que las puedas encontrar en la naturaleza), y mastícalas. O intenta comerte una cucharada de cualquier harina. Te atragantarías muy rápido, ya que nuestra licencia para comer almidones (la amilasa salival) expiraría rápidamente. Esto te demostraría rápidamente que no fuimos comedores de almidones en la naturaleza antes de que domináramos el fuego. En vez de ser una delicia al paladar, los almidones son un asunto torturador. 
Cuando los humanos puedan comer libremente granos, raíces y tubérculos feculentos, tales como el trigo, las papas, la yuca, y la malanga en su estado crudo, hasta saciarse, y proclamar que la experiencia fue un placer gourmet, tanto tú como yo podremos aceptar que somos comedores de almidones. 
 

¿Somos omnívoros, o sea, todo lo anterior? 

Los humanos son omnívoros en la práctica, con la ayuda de los condimentos, excitantes de gusto, la desnaturalización por cocción, las sazones camufladoras, las especias, y así sucesivamente. Pero en la naturaleza no podríamos hacer más que comer los alimentos que estén en cosecha o temporada, y los tendríamos que comer crudos, en sus propios méritos con nuestras papilas gustativas. En la naturaleza, entonces, somos frugívoros solamente.  
 
THE CARNIVORA THE OMNIVORA THE HERBIVORA THE ANTHROPOID APES MAN
Zonary placenta Placenta non-acciduate Placenta non-deciduate Discoidal placenta Discoidal placenta
Four Footed Four Footed Four footed Two hands and two feet Two hands and two feet
Have claws Have hoofs Have hoofs (cloven) Flat nails Flat nails
Go on all fours Go on all fours Go on all fours Walks upright Walks upright
Have tails Have tails Have tails Without tails Without tails
Eyes look sideways Eyes look sideways Eyes look sideways Eyes look forward Eyes look forward
Skin without pores Skin with pores Skin with pores (save with pachyderms as the elephant Millions of pores Millions of pores
Slightly developed incisor teeth Very well-developed incisor teeth   Well-developed incisor teeth Well-developed incisor teeth
Pointed molar teeth Molar teeth in folds   Blunt molar teeth Blunt molar teeth
*Dental formula

5 to 8.1.6.1.5 to 8

5 to 8.1.6.1.5 to 8
Dental formula

8.1.2 to 3.1.8

8.1.2 to 3.1.8
Dental formula

6.0.0.0.6

6.1.6.1.6
Dental formula

5.1.4.1.5.

5.1.4.1.5.
Dental formula

5.1.4.1.5

5.1.4.1.5
Small salivary glands Well-developed salivary glands Well-developed salivary glands Well-developed salivary glands Well-developed salivary glands
Acid reaction of saliva and urine Saliva and urine acid Alkaline reaction, saliva and urine Alkaline reaction, saliva and urine Alkaline reaction of saliva and urine
Rasping tongue Smooth tongue Smooth tongue Smooth tongue Smooth tongue
Teats on abdomen Teats on abdomen Teats on abdomen Miammary glands on breast Mammary glands on breast
Stomach simple and roundish Stomach simple and roundish large cul-de-sac A stomach in three compartments (in camel and some ruminents four) Stomach with duodenum (as second stomach) Stomach with duodenum (as second stomach)
Intestinal canal 3 times length of the body Intestinal canal 10 times length of the body Length of intestinal canal varies according to species, but is usually 10 times longer than body Intestinal canal 12 times length of the body Intestinal canal 12 times length-of the body
Colon Smooth Intestinal canal smooth and convoluted Intestinal canal smooth and convoluted Colon convoluted Colon convoluted
Lives on flesh Lives on flesh, carrion and plants Lives on grass, herbs and plants Lives on fruit and nuts Lives on fruit and nuts

*The figures in the center represent the number of incisors upon each side


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